Opinión
Legislatura corta... o no
Tengo la convicción de que la legislatura que arranca va a ser larga, a pesar de un gobierno formado por coaligados que se ausentaran poco para ir al baño –de haber sido por Sánchez habría 40 ministerios con tal de diluir la presencia podemita– y a pesar de que la suma social-comunista dependerá en cada examen parlamentario o en cada negociación in extremis, del chantaje por parte de los soberanismos catalán y vasco o de la caja registradora que, en manos del cantonalismo provinciano dejara como un infantil «tamagochi» a la impresora de Rufián.
Salvo la aprobación de unos presupuestos cuyo precio tendrá toda la correspondencia con los de Cataluña, Sánchez y sus socios bolivarianos a partir de hoy midiendo sillones no tendrán más objetivo inicial que el de agilizar primeras medidas no exentas en muchos casos de corte populista, si es necesario por la vía del decreto sobre la que ya sobra experiencia y cuidando eso sí, de que no descarrile una mesa negociadora entre gobierno central y Generalitat. Para dar recorrido a esta legislatura, a Sánchez le basta con evitar una razón con el suficiente peso como para quedar aislado en sus 120 escualidos escaños más tiempo de la cuenta.
La extrema izquierda ya en el poder en España ha entregado demasiadas cosas a los adversarios de nuestro Estado de Derecho antes de la investidura como para permitirse una legislatura de corta duración. Este es uno de los grandes errores de un PP de Pablo Casado que cree irremisible su vuelta al gobierno sentándose simplemente a ver pasar el cadáver del enemigo. Quienes ahora estrenan flamantes despachos oficiales saben de sus muy contadas oportunidades. También han aprendido de sus errores y sobre todo están mucho más cerca del chavismo bolivariano que de los herederos del eurocomunismo representados en algunos gobiernos del viejo continente y ya rendidos a la lógica del realismo. No, los primeros no tienen por desgracia nada que ver con estos otros. Saben cómo presionar y hacer doblar el brazo a algunos representantes de la justicia en una ya desplegada demostración de desprecio a la división de poderes. Saben cómo manejarse con los medios en todos sus niveles. No muestran el más mínimo pudor a la hora de arrumbar en un pasillo a periodistas «preguntones» y saben cómo tocar los palillos que les brinda esa imbatible arma llamada BOE. Sánchez ya está en la Moncloa gracias por primera vez a una investidura post electoral que se le resistía; dentro de unos días estará en el foro de Davos para hacer y decir lo que entienda que ahí se quiere escuchar. Lucirá su planta en la foto de rigor y hasta puede que a partir de ahí realice alguna visita oficial a una España amenazada por la «coalición del Apocalipsis». La legislatura no será indolora…pero tampoco será corta. Toda una prueba de resistencia.
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