Opinión

La palabra de un muerto

Permítanme los lectores que, en esta ocasión, le ceda la palabra a un muerto: «Somos enemigos de la visión frentista de la política –dijo una vez–. No nos van los aires de revancha, ni concebimos la política como una actividad que consiste en excluir a otros. Ustedes, señores nacionalistas, son quienes propician esa dinámica cuando conciertan la política por motivos únicamente ‘abertzales’. Nosotros los socialistas estamos en contra de esa política porque creemos en un modelo de país diferente. Creemos que este país puede organizar su convivencia pacífica y libre con autonomía en el seno de España, de acuerdo con el modelo constitucional… Para nosotros, el Estatuto es una fórmula de convivencia entre vascos y en el seno de España».
«Los socialistas –señaló en otra ocasión– nos oponemos al planteamiento mismo de la autodeterminación como derecho que deba ser proclamado para ser ejercitado». Y añadió después: «¿Acaso no es irresponsable reservarse desde una institución del Estado, como el Parlamento Vasco, el derecho a poner en cuestión el propio Estado? La pretensión separatoria no es otra cosa que la pretensión de liquidar el Estado democrático, cercenándole unilateralmente una parte».
También afirmó que «España no es sólo el Estado español; es una comunidad formada en la historia que se manifiesta como una realidad cultural, social, económica y política. A la construcción de esa comunidad hemos contribuido los vascos, y formamos parte de ella». Y advirtió después: «A nadie le negaremos el derecho a opinar como quiera y a proponer los cambios legítimos que desee. Pero eso, lo diremos con claridad, debe hacerse dentro del orden constitucional y utilizando las vías legales para ello».
Suyas fueron también estas palabras: «Yo no puedo estar de acuerdo en que quien ha cometido un delito gravísimo de terrorismo, que ni siquiera ha pedido perdón a las víctimas a quienes ofendió, y que además cumple su condena de acuerdo con la ley, esté en la calle pasado mañana. Eso no es paz. La paz sin justicia no es paz. La justicia exige que los daños que se causaron se reparen, y exige sobre todo que las condenas se cumplan».
Pocos meses antes de morir proclamó: «Si defender los derechos y libertades de la gente, si defender nuestro sistema político es inmovilismo, seré el más inmovilista de todos ustedes, porque lo que defiendo aquí es la democracia y la libertad».
Fernando Buesa fue asesinado por ETA un día como hoy, hace veinte años. Un coche-bomba destrozó su cuerpo. En la sepultura que alberga sus restos hay un epitafio que dice: «Fue un hombre de paz. Defendió la libertad de todos con la palabra».