Opinión

Paulita y Warren contra los desahucios

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, y Paulita Naródnika, la reina del populismo gobernante, que se habían distanciado, inquietando considerablemente al personal que sigue la vida privada de los famosos, se han acercado. Lo expuso ayer «El País» con este titular: «La coalición sella la paz con medidas contra los desahucios». Había detalles sobre cómo se había lograda esa ansiada paz, pero ni una palabra sobre el coste que dicho reencuentro iba a tener para las trabajadoras. Los desahucios han sido una bandera esgrimida por la ultraizquierda con gran éxito, especialmente para ella misma. Una de las dirigentes de la llamada Plataforma de Afectados por la Hipoteca, paradigmática en su demagogia, es hoy alcaldesa de Barcelona, nada menos. Y los jerarcas de la casta de Podemos, muy cercanos al populismo de la PAH, ocupan hoy altos cargos en el Gobierno socialcomunista de Warren, empezando, precisamente, por la vicepresidencia de la señora Naródnika. Es indudable que muchas personas, animadas por la izquierda, la ultraizquierda y sus medios adictos, secundan el espejismo de que la izquierda es buena y progresista porque combate los desahucios y garantiza el derecho constitucional a la vivienda. Pero también, y por fortuna, hay muchas personas que no se creen este camelo. En realidad, no se lo creen ni los poderosos, que presentaron sus medidas antidesahucios con matices: no prohíben los desahucios, sino que establecen moratorias y las amplían, sobre todo para los «colectivos vulnerables», y quieren frenar los desahucios por impago del alquiler, pero solo si los propietarios son los perversos «fondos buitre», y solo en zonas de «alquiler tensionado»; les gusta controlar los precios del alquiler, igual que a Francisco Franco, pero no lo impondrán desde el Estado, sino que lo dejarán a ayuntamientos y comunidades autónomas, etc. Con gran entusiasmo, Paulita Naródnika tuiteó: «Sí se puede #FrenarLosDesahucios». Claro que se puede, doña Paulita. Lo que no se puede es impedir las consecuencias dañinas que sus medidas, que perjudicarán especialmente a las personas más débiles. Lo vimos con otra medida demagógica, la subida del salario mínimo, y lo veremos con estos supuestos avances en la promoción del derecho a la vivienda. El aumento del gasto público forzará a la mayoría de mujeres a pagar más impuestos. Y el intervencionismo en la vivienda las forzará a pagar más por sus viviendas, tanto en propiedad como en alquiler. La mayor inseguridad jurídica y la multiplicación de la burocracia aumentarán los costes y los precios, aunque habrá, en cambio, más puestos para colocar a los amiguetes, más oportunidades para los abusos, y más facilidades para los okupas de diverso pelaje. Bajará la oferta y aumentarán las dificultades para la mayoría de las mujeres que trabajan, aunque es verdad que serán menos, porque el intervencionismo pseudoprogresista recortará, previsiblemente, el empleo.Warren Sánchez y Paulita Naródnika no van realmente contra los desahucios. Van, como siempre, contra usted, señora.