Semana Santa

«El Bien y los bienes»

Termina hoy la Semana Santa, pero nuestro tiempo de prueba continúa. Al dolor provocado por tantos muertos en soledad, muchos sin enterrar, y de tantos hospitalizados sin acompañamiento, se une para los católicos la imposibilidad de acceso a los templos, incluso guardando todas las medidas preventivas decretadas.

El desalojo el Viernes Santo de los fieles de la Catedral de Granada en plena celebración de los Oficios, presididos por el Arzobispo, parece una escena propia de la estalinista Unión Soviética, de la época del terror de la Revolución francesa, o de la España sometida a la persecución religiosa más sangrienta de la bimilenaria Historia de la Iglesia. Un escandaloso atentado al derecho fundamental de libertad religiosa, que no podemos obviar, y que es culminación de una desgraciada cadena de incidentes de la misma índole. El art. 11 del RD Ley del estado de alarma, no prohibe el acceso a los lugares de culto. El cierre lo ha ordenado la jerarquía de la Iglesia en una actitud sobre la que no quiero profundizar ahora –porque tiempo habrá para ello–, pero que guarda directa relación con los graves delitos cometidos. Se ha priorizado totalmente la «salud de los cuerpos», sin atender –con la prudencia requerida– a la «salud de las almas», que –como recordó san Pío X en un momento histórico de tribulación para la Iglesia en Francia – «es el Bien que debe prevalecer en todo momento sobre los “bienes“ de la Iglesia».