Coronavirus
«Dikos Ntsaaígíí-Náhást’eíts áadah», o sea, coronavirus
Las diferentes tribus indígenas en el país, entre ellas los Apache, que sólo en Arizona han reportado más de 500 casos de coronavirus, han solicitado una ayuda mínima de 20.000 millones de dólares
Se supone que el remedio es sencillo: lavarse las manos. Pero resulta que, a veces, lavarse las manos tampoco es sencillo. En el primer mundo vamos al baño, giramos el grifo y por alguna razón que me parece imposible de explicar, sale agua, te lavas las manos y si has tenido suerte, te libras del coronavirus un rato.
Estamos rodeados de pequeños milagros cotidianos a los que nos hemos acostumbrado como si hubiesen estado ahí toda la vida, como si fueran naturales a nuestra existencia: desde que suene la alarma del coche y te avise (bendita sea) de que te has dejado las luces encendidas hasta que, eso, gires el grifo y salga agua.
«Decían que había que lavarse las manos durante 20 segundos… Y yo me decía, pero cómo voy a hacer eso si ni siquiera tengo agua para beber, para cocinar, para limpiar», contaba en la BBC una mujer de la reserva de los Indios Navajos, en Arizona, en Estados Unidos, en el primer mundo.
Bueno, en realidad, una doblez del primer mundo. Una esquina olvidada por casi todos.
Menos por el coronavirus.
Es allí donde está pasando como una bomba atómica, una maldición o como el fin del mundo. Todo pudo empezar en una ceremonia religiosa que congregó a varias familias. Fue el principio, que nunca sabes en qué momento está germinando el desastre. En marzo se dio el primer caso. Después ha avanzado por el salvaje oeste. Hace 12 días había 2.500 casos de coronavirus, 73 de ellos mortales. Esta semana ya iban por 4.000 los contagiados y 170 los muertos de una población de 250.000 habitantes en un territorio que abarca parte de los estados de Arizona, Nuevo México y Utah. Parece que ni Nueva York llega a esas cifras de muertos por habitantes.
«Somos tan pequeños, estamos en un lugar tan remoto», decía una de las habitantes, que nunca pensaron que llegaría hasta allí la enfermedad.
La proporción de habitantes de lo que se denomina grupos de riesgo es tremenda: por pobreza, diabetes, edad y enfermedades, por desconocimiento (los mayores ni siquiera entienden inglés y sólo hablan la lengua nativa). «Dikos Ntsaaígíí-Náhást’éíts’áadah», «gran enfermedad de la tos 19», según recoge la BBC, es como la llaman. Desde hace más de un mes, la reserva, en la que un tercio no dispone de agua corriente y otro tanto no tiene acceso a electricidad e internet, se encuentra bajo toque de queda y se ha pedido a sus pobladores permanecer en sus hogares y limitar sus salidas.
Los indios son ficción para nosotros: los que perseguía John Wayne en los Western, que hoy han quedado caducos, pero que nos guiaron en una forma de pensar. Ahora, algunos indios sobreviven en tierras pobres con acuerdos con el gobierno para poder subsistir.
En conjunto, las diferentes tribus indígenas en el país, entre ellas los Apache, que sólo en Arizona han reportado más de 500 casos de coronavirus, han solicitado una ayuda mínima de 20.000 millones de dólares.
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