Opinión
En recuerdo de los muertos
Más que homenaje, fue un brillante acto de recuerdo colectivo de los muertos del coronavirus, la mayoría de ellos anónimos y ancianos. Fueron simplemente víctimas, su muerte no tiene mérito especial; sólo produce pena y rabia, porque además murieron solos. Asistimos a una ceremonia de Estado, civil, cuidadosamente laica. Por lo demás, lo de ayer en el Patio de Armas del Palacio de Oriente fue una demostración de unidad institucional y respaldo físico, al máximo nivel, de las principales organizaciones internacionales. Algo insólito y probablemente efímero, pero valioso, que se agradece . Por unas horas, Madrid se convirtió en la capital de Europa. Esta vez los muertos no se han quedado solos y olvidados. Los vivos es otra cosa. Que se lo pregunten a mi amigo Hernando Calleja, que honraba como Dios manda la memoria de su hermano. Encabezó la ceremonia el Rey, como tiene que ser. Pidió respeto y entendimiento, que buena falta hace. No hubo aprovechamiento indebido por parte del Gobierno. Fue un milagro pasajero de armisticio político, sólo roto por los que acostumbran a irse al monte. Pedro Sánchez esta vez estuvo en su sitio. Y los presidentes de todas las comunidades, también. Brilló la Corona como símbolo de unidad cuando más deterioro sufre.
Es preciso hacer unas anotaciones al margen, mucho menos complacientes. Ante todo, alguien debería enseñar al Gobierno a contar los muertos. Ayer se honró oficialmente la memoria de 28.400. Todo indica que las víctimas de la pandemia en España son casi el doble. El desfase es escandaloso a estas alturas. Es un deber cívico pedir cuentas sobre esto y poner los muertos al día. En segundo lugar, esto no se ha acabado. La pesadilla sigue y amenaza con volverse insoportable. El goteo de muertos no cesa. Los contagios vuelven a expandirse. Es preciso un esfuerzo decidido de las autoridades nacionales y regionales –las que estaban ayer en el Patio del Palacio– para no volver a las andadas. Aún hay tiempo para mejorar el negro balance realizado por la Universidad de Cambridge, según el cual España es, entre los 33 países de la OCDE, el que peor ha gestionado esta crisis sanitaria, teniendo en cuenta el nivel de mortandad y de contagios así como los efectos económicos. También de esto, sin renunciar al entendimiento y al debido respeto, hay que dar cuenta al pueblo, sobre todo al que llora a solas a sus muertos. Mientras tanto nos consolaremos con Hölderlin: «Lloramos a los muertos como si ellos sintieran la muerte, pero los muertos están en paz».