Opinión
Kilométrica cortina de humo
Parece mentira, pero hay ocasiones en las que, por mucho que a uno se le haya pillado el «truco», en caso de emergencia el recurso del que se echa mano vuelve a ser el mismo. Los populismos, esos de los que aquí en España andamos más que sobrados en los últimos años tienen tan contados registros que sobrarían dedos de una mano a la hora de contarlos. En lo relativo a Podemos, la solución a un camino hacia la irrelevancia electoral que, desde hace tiempo vienen marcando no pocos indicadores, parece centrarse de manera casi exclusiva en remover el polvo de un suelo que estaba bien asentando para bien de todos en el régimen constitucional con clave de bóveda en la monarquía parlamentaria. Enterrados por el covid los argumentos sociales e identitarios, bueno será sacarse de la manga el debate ya superado por la izquierda en la transición de la disyuntiva entre monarquía y república. Un debate que ni estaba ni se le esperaba entre la sociedad española.
La regularización fiscal solicitada por el rey emérito puede ciertamente suponer no un punto y final sino un punto y seguido en lo relativo a la investigación que se sigue sobre presuntas actividades irregulares de alguien que, por cierto, ni está acusado aún de nada ni tiene la capacidad de otros para salir a defenderse con declaraciones en la plaza pública. Sin embargo, el caso se ha presentado con la suficiente carga de luz como para atraer a todas las luciérnagas del universo mediático sin excepción y de paso convertirse en el perfecto trampolín para poner en cuestión a la propia institución monárquica, aceptada y admirada hasta ahora por una inmensa mayoría de españoles y todavía por ver si iniciando la cuesta abajo y sin frenos como pretenden algunos de manera indisimulada.
Afirmar –caso del portavoz podemita Echenique– que la república «plurinacional» esta más cerca gracias al rey emérito es como poco tan burdo como añadir que el advenimiento de ese nuevo régimen tendría mucho que ver la defensa que de la monarquía hace –cómo no– la ultraderecha. La sociedad española está a otra cosa mal que a algunos les pese y por mucho que se empeñen en intentar que el supuesto «debate» arrumbe al rincón del olvido investigaciones como la de la UDEF que sitúan al citado portavoz tras una de la cuentas transmisoras de fondos en la presuntamente irregular –presunta insisto– financiación de su partido…por ejemplo.
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