Opinión

Populismos «reaccionarios»

Tenía ocasión esta semana el presidente del gobierno en un encuentro con embajadores españoles, de defender la importancia de los valores democráticos y constitucionales en alusión a los graves sucesos ocurridos hace días en el capitolio de Washington, sucesos que apuntaba Sánchez, muestran adonde acaban llegando unos populismos que cataloga como “reaccionarios” y cuya llegada al poder en España decía, debe intentar evitarse. Palabras del jefe del ejecutivo que cualquiera suscribiría en honor a la verdad salvados algunos nada irrelevantes matices semánticos. El último acto vivido ayer miércoles -tan solo hace unas horas- en el mismo capitolio ya con los ánimos más contenidos enterraba con la toma de posesión de Joe Biden una etapa de permanente flirteo con modos no precisamente pegados a la ortodoxia democrática, sin embargo hubo algo más, porque por encima del carpetazo a cuatro años de “trumpismo” en el poder, esta toma de posesión puede haberse convertido en un nada irrelevante punto de arranque para iniciar la reconquista frente a los populismos -todos claro está- tanto los que reciben el apellido de reaccionarios, como los surgidos también como setas por lo largo y ancho del mapamundi con tintes bolivarianos y de otros pardos pelajes.

La tentación por tachar de radicales populistas a los adversarios ideológicos se ha convertido ya en un arma arrojadiza más dentro de la trifulca política y de ello tampoco se libra nuestro animado patio nacional. Cuando el jefe del gobierno avisa ante elenco de embajadores extranjeros -con razón dijo sea de paso- de la necesidad de evitar similar trago en nuestro país, en realidad apunta en una sola dirección que no es otra más que un eventual regreso al poder del partido popular por la única vía hoy por hoy posible-seamos realistas- cual es el apoyo parlamentario de Vox, como ocurre a nivel autonómico en lugares como Madrid, Murcia o Andalucía. Números contantes y sonantes guste más o guste menos. Es aquí donde, ni siquiera el presidente logra sustraerse a tamaña tentación -“reaccionarios”- cuando en realidad tan pernicioso es el populismo de Trump, de Urban, de Bolsonaro o de Le Pen, como el de Maduro u otros regímenes bolivarianos pseudo comunistas o por supuesto el nacional-populismo que como nadie ha sabido encarnar en Cataluña un independentismo que tiene en el prófugo Puigdemont a su máximo exponente… y estamos excluyendo puntuales “tics” del socio de gobierno de la nación. Sánchez acertó destacando la lección del capitolio, pero ojo, lección para todos.