Política
La niñera de Podemos
Estamos ante una tormenta en un vaso de agua. La niñera es una persona de confianza y camarada del partido. Ahora ocupa un cargo importante en el ministerio de Igualdad
No entiendo muy bien el lío que se ha montado con la «niñera» de Podemos. Hay que partir de la base de que cualquier persona de calidad debe tener una niñera para sus hijos. ¿Quién no tiene una o varias niñeras? Lo más elegante hace tiempo es que fueran inglesas o alemanas, por aquello del idioma, aunque las españolas son de muy buena calidad como puede confirmar la Casa Real británica. Hay una idea extendida, que no tiene ningún fundamento, por la que se presupone que los comunistas y antisistema están dispuestos a vivir como proletarios. Es, simplemente, una majadería.
En primer lugar, son vástagos de familias acomodadas, aunque se sientan muy unidos a las clases trabajadoras, los inmigrantes y, general, a los desvalidos del mundo entero que conocían por libros y documentales. La buena cuna comporta que sepan disfrutar de aquello que vivieron desde su infancia. Es cierto que acostumbran a mostrar unos orígenes que luego no se corresponden con la realidad. Un dato interesante es que no tuvieron que trabajar para pagarse la carrera, aunque otra cosa distinta es que hicieran pequeños trabajos para el dinero de bolsillo. Rockefeller, en su época el hombre más rico del mundo, también se preocupó de que su hijo comenzara desde abajo. Era algo muy común entre los ricos burgueses.
Está bien, además, que la niñera sea una persona de confianza y camarada del partido. Ahora ocupa un cargo importante en el ministerio de Igualdad. Estamos ante una tormenta en un vaso de agua. La compañera, solícita con los líderes, se apresta feliz a desempeñar un cometido tan importante. No hay que olvidar que la importancia e influencia de un noble se medía, en el Antiguo Régimen, por su proximidad al rey. Uno de los nobles más poderosos y ricos de Francia consiguió mejorar su vivienda en el palacio de Versalles gracias a que su mujer ascendió a camarera de la reina.
Por tanto, la proximidad al soberano, en este caso al líder comunista, es siempre muy valiosa. Los dirigentes de la Unión Soviética tenían niñeras para sus hijos, al igual que en todos los países donde el comunismo ha gobernado, y disfrutaron de un merecido descanso, mientras oprimían a su pueblo, en los palacios y las dachas de la nobleza y la burguesía. Hay que saber cuidar a los «herederos». En Bizancio, aunque realmente era el Imperio Romano de Oriente, los hijos nacidos de emperador reinante eran denominados porfirogéneta (nacido en la púrpura). Ahora tenemos los nacidos con niñera. Para que luego digan que no funciona el ascensor social.
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