Pablo Iglesias

El culo de un okupa

El movimiento okupa se ve amparado ¿espoleado? por el Gobierno y es impulsado, cada día, por el Vicepresidente y Ministro de Derechos Sociales (de los okupas) que nos ha impedido expulsarlos de nuestras viviendas.

¡Que sí! ¿Quién no tiene claro esto? Es bueno que toda persona goce de una morada y de un techo, faltaría más, pero también está claro, “como el agua cristalina”, que algo terrible falla en una sociedad (en la nuestra las grietas son dolorosas) donde las instituciones permiten que esa necesidad social sea satisfecha por los pequeños ahorradores, o que recaiga sobre los trabajadores, como usted y como yo y, en definitiva, sobre la propiedad privada, que es un bien universal a proteger, igual que la Libertad.

El movimiento okupa en España se ve amparado ¿espoleado? por el gobierno, y el pésimamente mal llamado, bienestar social y es impulsado, cada día, por el Vicepresidente y Ministro de Derechos Sociales (de los okupas) que nos ha impedido expulsarlos de nuestras viviendas. El ejecutivo aquí ha blindado la okupacion. Vengan conmigo y repasemos juntos:

Los okupas no han salido del cuento de “La cerillera”, ni son Robinhood y la okupación no se trata de que una pobre familia con mala suerte y sin trabajo penetre en la casa de unos “malvados ricos sin alma” que tienen tantas que ni siquiera lo van a notar.

La okupación no es quitarles a los bancos o a los fondos de inversión... La okupación no es hacerles una peineta a las injusticias de la vida, a la maldad, al triunfador mimado y desalmado… ¡¡¡a Trump!!!.... La okupación no es buscar un mundo mejor, no seamos niños, ni cínicos.

Existen muchos casos, casi todos conocemos a alguien en tales circunstancias, en los que los okupas se han metido en la única vivienda de un individuo medio.

Mi marido, sin irnos más lejos, tenía una casa (única casa) que se había comprado, trabajando mucho para ello, y de la que pagaba una hipoteca (y miren, ojalá hubiera tenido 25 pero no era el caso); bien, pues en su casa, que estaba alquilada, se metieron los okupas.

Al cabo de un año, gracias a un juicio, los echó; ¿la casa?... absolutamente destrozada, por supuesto, ya que los dulces, bondadosos y menesterosos okupas gozan arrancando grifos, elementos estructurales y haciendo pintadas en las paredes, a poder ser soeces y dirigidas hacia el que les está facilitando un techo; pero esto no contradice en nada, ni cambia nada la premisa fundamental: que todo el que no tiene dinero, es muy bueno _¡bienaventurado!_ y desea trabajar, pero los capitalistas no le dejan.

Paralelamente, al desamparo del propietario en España, al que se obliga a entrar en un proceso civil o penal que puede alargarse años, mientras que los usurpadores disfrutan sin problemas de su casa, de justicia gratuita y, en último término, no pierden nunca nada, los países de nuestro entorno apuestan por proteger a los propietarios, lo cual es totalmente lógico en tierras menos surrealistas que la nuestra.

En Alemania, por citar un modelo efectivo sobre cómo hay que reaccionar ante la ocupación, el propietario de la vivienda ocupada sólo ha de dirigirse a la policía para denunciar este hecho y su casa es desalojada en un plazo de 24 horas.

Algo tan sencillo (hasta un recién nacido lo comprendería) como esto, bajo el gobierno de coalición que nos gestiona sería imposible porque al parecer aquí lo moral, lo óptimo, lo decoroso, es que un caradura profesional viva en nuestra casa riéndose de nosotros a mandíbula batiente, pero no tanto como el ejecutivo.

En este país, ante la total y absoluta indefensión legal, los propietarios han comenzado a valerse de astucias como por ejemplo okupar (por medio de un tercero compinchado, el okupa numero 2) al okupa original.

Por muy kafkiano que les parezca, la legislación española permite que un segundo okupa le usurpe una vivienda a otro okupa, cosa que no puede hacer el propietario.

Pero, cabe destacar otro hecho digno de estudio sociológico y es que el okupa número uno sí puede denunciar al siguiente okupa por un domicilio que realmente no es suyo…¡¡como lo leen!!

Mientras, nuestro querido Pedro Sanchez, desde Moncloa, disfruta del esperpento literario y del social, y cede el futuro de este país a extremistas de izquierda y a independentistas fanáticos con discursos populistas y facilones de aparente gran preocupación por las minorías y las mujeres, todos nosotros maltratados por varones capitalistas de derechas…zzzzzzzzzzz

España está indignada y atemorizada. Pablo Casado se inclina por endurecer el delito de usurpación y sustituirla por una pena de prisión de uno a tres años. La posición de Vox frente a este mal creciente es interesante para cualquiera que tenga okupas en su casa: desalojarlos sencilla y eficientemente “con una patada en el culo”, por las fuerzas y cuerpos de la seguridad del estado, imagino, sin necesitar que se inicie un proceso judicial.