Política
Errejón ignora a Iglesias
Cree que su sola presencia en campaña hará que le voten masivamente y el PSOE y Más Madrid queden relegados frente al gran líder de la izquierda
Hay que reconocer que Mónica García tiene razón y «Madrid no es una serie de Netflix, llevo mucho tiempo trabajando en la ciudad». Iglesias se puso en plan macho alfa y decidió que Más Madrid se tenía que someter a Podemos para mayor gloria suya. Es incomprensible que un partido que sacó un excelente resultado en las pasadas autonómicas no renuncie a su independencia para someterse a una formación que puede ser extraparlamentaria.
¿A qué cabeza se le ocurre resistirse al privilegio de someterse a Iglesias? El vicepresidente debe estar asombrado en su despacho intentando entender la negativa de la doctora Mónica García, que no tiene su proyección y el amor de los madrileños. Es más, hasta Gabilondo debería rendirse y acudir a La Moncloa para rendir pleitesía al salvador de Madrid y el dique que impedirá la victoria de la derecha. Hay quien puede creer que es una exageración, pero se equivoca. La vida de Iglesias ha transcurrido en un privilegiado entorno sin dificultades. Otros candidatos han tenido unas vidas más difíciles y, por supuesto, sin las posibilidades económicas que tenían los padres de Pablo que le pudieron dar todo lo que quiso.
Es una vida regalada que explica su fragilidad personal e inseguridad, en contra de la imagen que proyecta. Es una permanente necesidad de ser el centro de todo y lograr el reconocimiento público. Ahora ha comenzado una interesante huida, aunque sus amigos insisten en que puede dar un vuelco en las elecciones, porque se crece en campaña. Este voluntarismo es encomiable, pero se ha encontrado con el desprecio de Errejón ante una operación chusca y ridícula.
Ese planteamiento al estilo del mítico eslogan de L’Oreal de «porque yo lo valgo» es ciertamente ofensivo para un partido que está por delante de Iglesias en Madrid. Los «salva patrias» es un género bastante patético en el siglo XXI. Ahora intentarán estigmatizar a Errejón, aunque el antiguo fundador de Podemos está acostumbrado. Desde hace mucho tiempo es el blanco de las campañas de sus viejos amigos que ahora le odian profundamente.
Es un error entender la política como una serie y creerse dotado de unos encantos irresistibles. Al final, Iglesias se ha aislado de la realidad y se considera infalible, a pesar de sus inseguridades. Por ello cree que su sola presencia en campaña hará que le voten masivamente y el PSOE y Más Madrid queden relegados frente al gran líder de la izquierda.
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