Pablo Iglesias
El duelo de Pablo Iglesias, un narciso histórico
Hablando con un amigue podemita, le expresaba mi condolencia hacia el exvicepresidente cuarto, ex secretario general de Unidas Podemos, excandidato a la Comunidad de Madrid y exhombre que pudo reinar (¿han visto esa maravilla de John Huston, verdad?). Mi amigue, como muchos de ustedes, sonrió y dijo:
_¿Pena de Iglesias? Iglesias va a vivir mejor que nadie.
_No lo dudo_ respondí_ si nos atenemos a lo económico y a todos esos jugosos contratos televisivos que se le presumen.
Pero sigo en mis trece, porque a este hombre lo que le movía y aún le mueve, lo que le erotiza no es el dinero, sino el poder. Y me compadezco sí, y me parecen una necedad, pero sobre todo una ordinariez los memes que hacen leña del caído, sea quien sea.
Nuestro Robespierre de Galapagar es un narciso y no uno cualquiera, un narciso histórico, que derrotado en el único campo de batalla donde le interesaba luchar, se ha replegado y debe estar en su casa haciendo un duelo de aúpa mientras muchos lo celebran por todo lo alto (incluso desde dentro).
“No contribuyo a sumar. Dejo todos mis cargos, dejo la política de partido.”, así anunció su dimisión Pablo Iglesias tras los malos resultados electorales. Desde esa medianoche, nada más. Ni una palabra en Twitter (ni una imagen en Instagram). Eso sí, muy efectista (lo que sin duda es de agradecer) ha fijado en su perfil una misteriosa, cursi, lastimera, pueril y encantadora cita de un personaje de la serie The Wire: “You come at the king, you best not miss” (“si vienes a por el rey, mejor no falles”). La frase no hay que explicársela a ustedes, queridos lectores, por supuesto.
Esta semana se mofa el diario británico The Times en un amplio artículo de la aplastante victoria de Ayuso y apunta a las causas ateniéndose a todos los clichés de españoles habidos y por haber: vino, fiesta, toro, clavel en la boca... Lo interesante es que la divertida publicación también considera que las incoherencias de la izquierda han colaborado al advenimiento de la derecha:
“No ha escapado a la atención de los votantes que mientras que el marxista Iglesias y su mujer de ideas afines poseen una villa con piscina en las afueras de Madrid, Ayuso, que se separó de su novio peluquero el año pasado, vive sola en la ciudad en un piso alquilado”.
(lo de novio “peluquero” no es una acotación, ni un lapsus, es un regalo primaveral, es fantasía)
En efecto, nosotros lo sabemos mejor que el periodista John Carlin: Pablo Iglesias tiene una casta, perdón, una casa con piscina y vestuarios, y es padre de una familia numerosa que atiende el servicio doméstico porque es un hombre importante y muy ocupado y su mujer también, una Ministra (la Ministra Jolines)… Y se lo han creído porque es verdad.
Pablo Iglesias, de hecho, deseaba cortarse la coleta, quemarla en una pira sacramental y hacerla desaparecer porque ya no le servía… Por eso se hizo un moño. La cola de siempre… ese signo vistoso y desaliñado de su vida anterior, de cuando era un joven indignado con predicamento entre otros jóvenes indignados, de cuando era revolucionario urbano y venezolano, de cuando fue asambleario aventajado y lo hizo genial, y triunfó entre quinquis y niñatos neuróticos del compromiso social, como barita de Harry Potter, ya no funcionaba.
Pablo quiso cortarse la coleta en los últimos tiempos, estoy segura, porque quiso presidir, reinar… llegar a emperador y no le culpo (a mí también me gustaría muchísimo y soy republicana…) ¿Quién no desearía viajar constantemente, conocer a los más grandes artistas y pensadores del mundo, cenar con ellos… hablar con Isabel II por wasap…? Pablo sí, le encanta Juego de Tronos (nuestro ex de cabecera se deja impresionar por las series y eso es fresco, simpático) y se veía, con perfecta verosimilitud, cetro en mano, sobre un trono… ¿Alguien creía que se conformaba con ser la sombra de Pedro Sánchez?
_ “Y ¿quién va a pararnos ahora?” _ se preguntaba mientras abría (esto me lo imagino yo, discúlpenme) una botella de tinto rebuscadita, con un sacacorchos de aire comprimido.
Pues Ayuso, a ustedes les va a parar en seco Isabel Díaz Ayuso y no solo a ustedes, a Gabilondo (veremos donde para Pedro Sanchez) y espero (y deseo) que también al líder del Partido Popular.
Pablo Iglesias odiaba la coleta más que el resto de los españoles, si es que eso es posible, y se la hubiera cortado ya, igual que cortó con la casita modesta de Vallecas y con Alcampo y con esas gentes que en otro tiempo juró no abandonar… El moño, por su parte, hace referencia a la incomodísima situación psicológica de los Iglesias Montero… un spagat sociopolítico o Split masculino, dolorosísimo, con una pierna en el Movimiento 15-M y la otra en la piscina climatizada….
El problema del comunismo (casi todos somos comunistas en lo más profundo de nuestro tierno corazón) es que nadie está a la altura del desapego material y personal que realmente requiere, como nadie está a la altura de la ejemplaridad que le pide ser monarca, ni de la honestidad que demanda el celibato.
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