Opinión
Oposiciones sin memoria
Algunos Cuerpos ya han expresado su rechazo a esa pretensión
Es llamativa la intención del Gobierno de dejar atrás las oposiciones –según dice, «basadas en ejercicios memorísticos»– porque son «disuasorias para los jóvenes y limitan captar talento juvenil». Es curioso que un Gobierno tan obsesionado con legislar sobre la memoria que podemos tener de la Historia para hacerla plenamente «democrática», manifieste a la vez para los futuros funcionarios públicos del Estado este repudio al cultivo de la misma memoria.
Algunos Cuerpos ya han expresado su rechazo a esa pretensión, argumentando que lo que se producirá en el acceso a la condición de funcionario público es una efectiva reducción de talento y un claro incremento de la discrecionalidad, cuando no de la arbitrariedad. Ciertamente que es disuasorio tener que pasar meses y hasta años con largas jornadas de hasta diez y doce horas diarias de estudio preparando unas oposiciones. Es más atractivo, sin duda, hacerlo confiando en la natural aptitud y en el talento acreditados por un Tribunal designado por el Gobierno amigo de turno.
«La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales», proclama la Constitución en su art. 103. Al parecer, Sánchez quiere que los integrantes de aquélla sirvan con aptitud y talento a los intereses de los que mandan, siempre que éstos sean los suyos, claro. Resultará interesante seguir la verificación de tales virtudes y dones naturales en los candidatos. Considerar el cultivo de la memoria como limitadora del talento, es como considerar las bibliotecas algo del pasado porque la Wikipedia es más rápida y accesible.
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