Opinión

La Casa de Tócame Roque

Este Gobierno cada vez se parece más a La Casa de Tócame Roque para eludir su responsabilidad, una legendaria vivienda madrileña, situada al final de la calle Barquillo, donde reinaba la confusión y el alboroto. Es todo tan babélico e ininteligible que por ejemplo cuando Casado le pregunta a Sánchez si va a sacar de la cárcel a 200 terroristas como ha dicho Otegi a cambio del apoyo de Bildu a los Presupuestos, éste le dice «gracias de nuevo por su siempre constructiva aportación al debate parlamentario».

¿Qué es oposición constructiva?, ¿usar el turno de control al Gobierno para hacer una crítica constructiva a la polémica serie «El juego del calamar» o directamente hacerse responsable, constructivamente hablando, de la subida del precio de la luz, del impuesto de circulación y de los peajes?

En esta Casa de Tócame Roque agredir a un policía es defender la democracia y una condena firme del Tribunal Supremo es una opinión o como mucho una sugerencia leve que no comporta aplicación. Los condenados son unas pobres víctimas de montajes policiales y de un sistema nada democrático que hay que resarcirles y homenajearlos con aplausos y puestos de confianza en ministerios. Las sentencias convertidas en sugerencias cuando hablamos de políticos socialcomunistas pero, cuando se habla de políticos de derechas, directamente son condenados sin necesidad de mediar sentencia ni jueces que juzguen. Es lo justo, lo honorable e imparcial.

Porque si hay una palabra que siempre está en boca de las mentes socialcomunistas es la de «justa»: transición ecológica justa, recuperación justa, economía justa. Toda acción seguida de justa es válida y necesaria para tapar la injusta y abusiva subida de precios y de impuestos. Todo en pos de la constructividad babélica de La Casa de Tócame Roque para que la verdad se pierda.