Política

La politización de las instituciones

«El problema es que todo sienta un precedente que podrá ser utilizado y esgrimido a partir de ahora con absoluta impunidad»

Tras el espectáculo de estos días, los ciudadanos han quedado convencidos, una vez más, de que las instituciones están politizadas en el sentido más desagradable e inaceptable del término.

La imagen de este mercadeo, donde no se guardan ni siquiera las formas, es legal, no hay ninguna duda, pero pervierte el espíritu constitucional. Es un terreno, lo reconozco, enormemente complicado, porque podemos introducir conceptos como ética, moral, principios…

Es verdad que son, además, irrelevantes en la actividad política e intrascendentes en el terreno jurídico. Lo que han hecho el PSOE y el PP es perfectamente legal y los elegidos para los cargos en los organismos constitucionales reúnen las condiciones para asumirlos.

Es algo parecido a lo que sucedió con la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, pero su nombramiento pervierte el espíritu de la norma. No existe ninguna duda sobre su idoneidad, pero no se puede decir seriamente que garantice la imparcialidad que sería exigible en este cargo.

Su adscripción ideológica no importa, está en su derecho de apoyar al PSOE, sino que me parece que no es idónea en base a su ausencia de independencia real y objetiva. Es algo tan ajustado a Derecho como el proceso que hemos vivido estos días.

La forma y no el fondo

El problema es que todo sienta un precedente que podrá ser utilizado y esgrimido a partir de ahora con absoluta impunidad. Más allá de las artificiosas e hipócritas reacciones de Elorza y otros diputados, que solo se escandalizan de aquello que les conviene, lo reprobable es el conjunto.

Es una cuestión más de forma que de fondo, porque los nombrados para el Tribunal Constitucional, Tribunal de Cuentas y Defensor del Pueblo reúnen las condiciones exigidas por sus respectivas leyes. Por ello, lo que resulta inaceptable es la fórmula que se ha utilizado, que es la de siempre, pero por ello no es menos criticable.

El siguiente espectáculo lo viviremos con el CGPJ, porque se perderá otra oportunidad de lanzar un mensaje claro y contundente de independencia a la opinión pública.

A Zapatero, como a todo el mundo, se le pueden criticar muchas cosas, pero eligió profesionales independientes para presidir RTVE y el CGPJ. Es una lástima que no sirviera para crear un precedente de obligado cumplimiento.