Opinión

Cristianofobia inclusiva

En la antigua Cristiandad, transformada ahora en la UE, la cristianofobia campea triunfante teniendo como mascarón de proa a la ideología LGTBI, que es un reto frontal a Dios, «que creó al hombre, varón y mujer los creó» –como afirma el Génesis– y que, además los hizo «a su imagen y semejanza», añadiendo que «dejarán a sus padres» para unirse a una mujer y viceversa; y de esa unión crecerá la humanidad –«creced y multiplicaos»– para dominar la Tierra.

En la ideologia LGTBI no hay dos sexos sino infinitos géneros, y se unen entre sí como quieren y cuantas veces desean, y los hijos no nacen como fruto de esa unión entre la mujer y el varón como padre y madre, sino de cualesquiera progenitores A y B, de terceros –gestación subrogada– o en el laboratorio.

Las instituciones comunitarias han adoptado esa ideología como un dogma político que debe ser aceptado para poder ser un socio fiable de la UE y obtener las ayudas y fondos económicos, ahora más necesarios que nunca con la pandemia. Hungría y Polonia son el ejemplo más visible por no doblegarse a esa imposición. La actual UE tiene en los padres fundadores de la Comunidad Económica Europea sus orígenes humanistas cristianos, que ahora son irreconocibles en sus políticas obligatorias de género.

Por si ello no quedara claro, esta misma semana hemos conocido que la Comisaria de Igualdad se ha visto obligada a retirar una guía que contenía propuestas de redacción de documentos para evitar ofender los sentimientos por la diversidad de creencias y géneros existentes entre la ciudadania europea. Según esta guía, se debían felicitar «las fiestas» y no la Navidad; no se debía aludir al «periodo navideño», sino a periodo «de vacaciones»; y no dirigirse a «señoras y señores», sino a «queridos compañeros», entre otras diversas comunes expresiones que deben someterse a la dictadura del lenguaje inclusivo exigido por esa ideología del género.

La UE blasona de ser un espacio de libertad y democracia, y no parece compadecerse con ello el que exista una ideología que es de obligada aceptación y contra la que no caben críticas ni objeciones. Incluso oponerse a ella puede ser calificado como un delito de odio que ocasiona hasta penas privativas de libertad a los que reivindiquen su libertad de conciencia, creencias y expresión.

El Parlamento Europeo tiene hasta un «Embajador para la comunidad LGTBI» que ha publicado un tuit en el que un humano con bigote y barba hace las veces de la Virgen María con el Niño Jesús en brazos. Esa es la tolerancia y el respeto hacia las creencias de millones de hombres y mujeres europeos y cristianos.