Covid-19

Recuperemos el sentido común

«Entre Ómicron y Garzón, no hay sitio para la razón, ni para la opinión». Así me argumentaba un buen amigo en torno al hecho de que la actualidad informativa nacional aparece monopolizada por esos asuntos, no quedando apenas espacio para introducir otras cuestiones para el debate y reflexión del día. Quizás no está carente de razón mi buen amigo al expresar ese pensamiento, porque la malhadada pandemia además de llevarse a no pocos seres queridos de cada uno de nosotros, parece haberse llevado también una parte no menor del sentido común, transformado al parecer ahora, en el menos común de los sentidos. Todos tenemos algún amigo cercano y querido, con formación y cultura acreditadas, pero totalmente abducido por las medidas de protección frente al virus coronado y su cohorte de variantes, permaneciendo enclaustrado cual si fuera un monje trapense viviendo en su celda doméstica . Guardando la «distancia social» cuando la salida resulta inevitable, pero negándose a todo tipo de relación personal.

La población comprando masivamente test de antígenos para saber si esta contagiado -de no se sabe qué-, pese a encontrarse sin la más mínima molestia que presagie algún tipo de enfermedad en ciernes, que es como si encontrándonos perfectamente nos pusiéramos el termómetro para comprobar si tenemos fiebre. Mientras, la tradicional gripe estacional con la que estábamos acostumbrados a convivir parece haber desaparecido como por ensalmo de nuestras vidas, cediendo el paso a Ómicron, que tiene un índice de letalidad de 0.12 frente al de la gripe estacional que es de un 1.2 es decir, diez veces mayor. No es una opinión personal , sino son los datos del Instituto de Salud Carlos III, centro público y de referencia nacional para el tratamiento de enfermedades infecciosas y contagiosas.

Y, por cierto , si te encuentras perfectamente de salud y estado de ánimo, pero el test dice que estás infectado, la consecuencia es que tienes que coger la baja laboral -si tienes un empleo- y confinarte recluido en una habitación de tu casa para no contagiar a los convivientes, anulando todos los compromisos y planes preexistentes. Creo llegado el momento de apelar a recobrar el sentido común, a no escuchar las noticias de los últimos contagiados del minuto, la hora y el día. y volver a la normalidad. Ni a la vieja ni a la nueva, sino a la de siempre, con las medidas de protección habituales para prevenir una infección o contagio. Y desde luego, las mordazas en la vía pública, para los canes muy peligrosos tan sólo. Recomiendo la lectura de la carta pública al Ministerio de Salud del inmunólogo de referencia de Israel. De obligada lectura.