Opinión
Justicia poética socialista
En el paso del ecuador de la campaña autonómica para el 13-F en Castilla y León, se han volcado el PSOE y el Gobierno, no pudiendo faltar a la convocatoria del acto central el leonés y expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Las intervenciones de los oradores, –el candidato Luis Tudanca, Zapatero y Sánchez– giraron en torno a la esperpéntica y lamentable sesión del plenario del Congreso del pasado jueves. Particularmente llamativa fue la de Tudanca, efectuada en presencia de Pedro Sánchez.
No me resisto a transcribir la literalidad de una frase que no tiene desperdicio: «Ya nadie se fía de los populares, porque no son capaces de mantener la palabra dada… y llevan demasiado tiempo manchando las instituciones». Atreverse a afirmar como argumento para el cambio político en C y L, –tras los 35 años de gobierno popular– que es por la decencia que exige el «respeto a la palabra dada» de la que «carece el PP», y hacerlo en presencia de Sánchez, merece ser enmarcado y regalárselo a él para decorar su despacho monclovita.
Reconozco que a estas alturas de la vida ya se puede dudar acerca de si los socialistas del actual PSOE confunden sus deseos con la realidad, o toman a los votantes literalmente por tontos; aunque quizás sea las dos cosas a la vez. Porque sin duda puede haber diversas y legítimas razones para –desde el pluralismo ideológico– desear un cambio político en esas queridas tierras pero, desde luego, atreverse a justificarlo «por faltar a la verdad» resulta antológico oírlo en boca del actual candidato socialista.
Por su parte, Zapatero dijo algo realmente sorprendente al calificar de «justicia poética» que saliera adelante la reforma laboral gracias al voto del diputado Casero del PP. Conocida la pasión por el ballet y la música de la actual presidenta del Congreso Meritxell Batet, quizás esa poética justicia esté relacionada con su interpretación al servicio de su partido y Gobierno durante esa tan triste como histórica jornada.
Era también esperada con expectación la intervención de Sánchez ante la eventualidad de que explicara las razones de unas curiosas imágenes del día de autos en el Congreso. Son las que al proclamar Batet por «error» que el RDL quedaba derogado entre el entusiasmo de las derechas y la consternación de las izquierdas, él permanecía sereno y sentado en su escaño, expresando con sus manos tranquilidad y confianza a sus vicepresidentas Calviño y Díaz, consternadas ante el teatral y erróneo anuncio de la presidenta. Justicia poética socialista en León y la Carrera de San Jerónimo.
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