Elecciones Castilla y León
Océanos de fango
En los sueños de Sánchez, la gente no va a ir a votar a la derecha porque va a llover y al coche de Mañueco lo va a atrapar en La Pedraja el barro de la «rásputitsa»
En Génova llevaron huevos a las Clarisas, pero dicen que lloverá a partir de las cinco de la tarde en La Mudarra y en La Pedraja y en Brañosera donde el oso. Resulta curiosa esta cosa de que la gente no vaya a votar hoy porque llueve y porque hace un frío que pela, como si uno comprendiera que el cielo decide los designios de España y que cómo va a salir uno al colegio electoral con este día, pues se enfrían los pies y no se calientan hasta los sanfermines. Este terror climático se adscribe solamente a los votantes del Pepé que son los que toman refugio junto a la candela de la abstención, y de ahí que en las últimas dos semanas, Mañueco se aparezca en la opinión pública coronado por una nubecita que le acompaña y que mira a cada poco por si escampa, triste y empapado, chito de agua como un senderista a punto de que lo rescate la Guardia Civil. Todo lo malo le pasa a él, se dice alguna gente, como si la lluvia solo fuera a afectar a sus resultados y no a los demás partidos que deben de ser estancos. Se aparece la chaparrada y el sirimiri y las barbillas clavadas en el pecho porque digo que va a llover a partir de las cinco de la tarde, esa hora en la que además empieza a oscurecer y los lobos bajan al pueblo atraídos por el olor de la sangre fresca y se llevan a los bebés de las familias de la no-izquierda arrastrándolos por la manga del abriguito. Así quién va a votar a la derecha. Dicen que la gente se meterá en su casa con un camión de leña, sobre todo los votantes populares, porque son de natural pusilánime y con los pies fríos uno no puede votar a nada que no sea el sanchismo, que es una acción política con Goretex. El PSOE es un partido con bota de clavos y un saco de dormir en el que se puede descansar en las paredes más escarpadas de los tejemanejes de Interior con los presos etarras a cambio del apoyo de Bildu al Gobierno, y no te importa. Eso es Sánchez: un vivac.
Los demóscopos ahora me hablan del barro. Los hombres del tiempo manejarán el mundo. El barro es la metáfora perfecta para explicar una campaña o lo que sea. Dicen que Putin no va a atacar Ucrania por los océanos de fango que cubrirán el país en los próximos días por efecto del deshielo y que ya pararon a Hitler y a Napoleón. Así que habrá Rásputitsa en la paramera y ya se imagina uno los montes Torozos como el Rus de Kiev con cipreses, poetas, campanarios, el cielo tan bajo y ese silencio de charcos y fango en el que se te atranca el tanque y a la perra se le llenan las patitas de tierra pegada si la sacas a levantar unas perdices. Nos tenemos que imaginar a Mañueco soñando cosas con barro, que oníricamente significa la vergüenza y el peso de la culpa y así echamos cuatro o cinco columnas sobre la oportunidad de una convocatoria electoral en el invierno de Palencia.
La lluvia le quitará el gobierno a Mañueco esta tarde. No sé, yo la verdad es que comprendería mucho mejor el efecto del impedimento climatológico si me dijeran que el día de las autonómicas andaluzas iba a caer metro y medio de nieve en Matalascañas, pero no cuatro gotas en León, donde todo son tiendas de sombreros y escaparates con boinas, y lo sé porque mi última Elósegui me la compré allí.
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