Santiago Abascal

Hoy, ¿alternativa al sanchismo sin Vox?

Parece que el PP quiso reeditar anteayer la desdichada moción de censura contra Vox de octubre de 2020, equivocándose otra vez de adversario y confundiendo sus deseos con la realidad al proclamar su firme voluntad de gobernar en solitario en CyL. Es una lástima que los ciudadanos castellanoleoneses no opinaran lo mismo y no les otorgaran la mayoría absoluta, pero así lo han decidido con su voto.

Mayor desgracia si cabe es que con su discurso el PP esté convirtiendo una victoria rotunda del centroderecha sobre el sanchismo en una aparente victoria de Sánchez, situándolo –nada menos– como árbitro de la investidura de Mañueco para hacer realidad esa ilusión.

Menos mal que Vox no es lo mismo que Cs, porque a estas alturas Tudanca sería presidente de un Gobierno de coalición con ellos, al sumar mayoría absoluta entre ambos. Al fin y al cabo es conocida la volatilidad de convicciones de Sánchez, y parecía más difícil que aceptara dormir plácidamente en La Moncloa con Iglesias y con golpistas secesionistas y amigos de ETA. Debe ahora vivir como un sueño hecho realidad que el PP le suplique la abstención (¡a él!) para no formar Gobierno con la «peligrosa ultraderecha». El papel y los micrófonos lo aguantan todo, también un bonito discurso como el de Casado, que es un buen orador, pero de ilusión se puede vivir un instante, no toda una legislatura. Ahora pretende la investidura pactando con la versión castellana y leonesa de Teruel –que sí existe para investir a Sánchez– y que es garantía de inestabilidad, ya que ni siquiera suman mayoría entre ambos. Y, de paso, alimentan el florecimiento de todo tipo de tribus, localismos, taifas y cantones.

Al final, cuando se imponga el sentido común, aterrizarán en la realidad habiendo convertido un claro triunfo popular en un triste espectáculo. Casado y Sánchez van a este paso, camino de reeditar la Primera y efímera República federal y cantonalista, con innumerables partidos localistas en futuras y próximas elecciones porque, además de Teruel, Soria, León y Ávila, también existen Ceuta, Melilla, La Palma, Gomera, Albacete, Huesca… y así hasta más de sesenta. De momento, ya tenemos esos cuatro, además de los tribales catalanes, vascos y gallegos. Aunque siempre será mejor eso que volver a los reinos musulmanes de las taifas, no conviene olvidar que los votantes del PP siempre han antepuesto España a cualquier interés partidista.

La alternativa al sanchismo es una inexcusable necesidad, y hoy sin Vox no es posible. Tomen nota y actúen en consecuencia antes de que sea tarde.