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Temor en los mercados

La desestabilización es un mal negocio para la Bolsa

El escenario de guerra en Ucrania hizo esta semana temblar a los mercados. La desestabilización es un mal negocio para la Bolsa, y no digamos ya para los precios del petróleo, el gas y la electricidad. Se dice que este conflicto será nefasto para Rusia, y es verdad, pues las sanciones de Occidente golpearán de lleno a su población. De todas formas, Moscú lleva ya 8 años, desde 2014, sometido al bloqueo comercial de los países de la OTAN, por lo que no será una gran novedad para el Kremlin y sus súbditos, salvo que se vea afectado el gas. Estaremos en ese caso ante un escenario muy diferente, aunque escasamente probable. Europa depende demasiado del gas ruso como para dejar de comprarlo: tendría consecuencias calamitosas para Alemania, Hungría, Polonia y subsidiariamente para el resto. España no se verá libre de consecuencias negativas. El hecho de que Ucrania nos quede lejos no quiere decir que no tengamos intercambios comerciales. Ya con el embargo de 2014, Putin decretó represalias recíprocas para productos europeos, que en nuestro caso afectó a las exportaciones de frutas, hortalizas y carnes. El jamón ibérico, muy apreciado en aquellas tierras, dejó de venderse en un mercado que afecta nada menos que a 140 millones de personas. Ahora el sector agroalimentario español teme por el aceite de oliva, la aceituna de mesa y el vino, tres productos bandera de España que se libraron de las restricciones de 2014.

El conflicto no es bueno para nadie. Sin rebajar la responsabilidad de Putin, cabe preguntarse también si la OTAN hace lo posible por evitarlo.