Opinión

24-A en Francia

Si alguien esperaba a una Marine Le Pen tan torpe como hace cinco años, estaba en la inopia

La manera de analizar los procesos de votación en sistemas electorales a dos vueltas es sustancialmente diferente, Francia es un buen ejemplo. Ninguno de los candidatos que se disputan la presidencia de la República llegó al 30% de los votos, de hecho, Le Pen se quedó en un 23%. Sin embargo, el proceso de adhesiones de votantes que prefirieron otras opciones en primera instancia no ha dejado de producirse en los últimos días. Los sondeos dan la victoria a Macron, aunque resulta inquietante que la extrema derecha llegue a agrupar a, prácticamente, el 45% de los votantes.

Sus postulados antieuropeístas y xenófobos parecen no asustar a nadie, por eso, los trasvases de voto no son lineales. De otra manera, no se explicaría que casi la sexta parte de los sufragios de Mélenchon hayan decidido dar la papeleta a Le Pen. Hay riesgos. Con un gran número de indecisos y abstencionistas no hay nada escrito y la distancia que reflejan las encuestas puede cambiar significativamente a favor o en contra de Macron, por eso el debate televisado tenía especial trascendencia porque, a pesar de que fue uno de los cara a cara con menor número de espectadores de la política francesa, podría haber movido los porcentajes de los dos candidatos.

Si alguien esperaba a una Marine Le Pen tan torpe como hace cinco años, estaba en la inopia.La extrema derecha ha perfeccionado sus tácticas electorales y ha cambiado su lenguaje. No cometió errores en el debate, veremos pronto si eso fue suficiente.

Si Agrupación Nacional lograse el triunfo, sus repercusiones trascenderían a las fronteras francesas e incluso a las expectativas de la Unión Europea. Se convertiría en la pieza clave para articular a todas las réplicas y adhesiones de extrema derecha que han ido forjándose en todos los países europeos.

España no sería una excepción. Vox se haya en un momento dulce y, si Feijóo no impide que siga creciendo, la victoria de Le Pen sería definitiva para ellos.

La política francesa, aunque con matices, siempre ha tenido un efecto contagio en las tendencias electorales españolas. Si, como es previsible, Macron gana el próximo día 24, el PSOE, y también por su lado el PP, debería crear think tank para reflexionar sobre el crecimiento de la ultra derecha y repensar los temas en los que la izquierda hace aguas. Si, por casualidad, ganase Le Pen, el problema tendría serias dimensiones.