Elecciones francesas
Ni Macron ni Le Pen son bienvenidos en Saint Denis
El departamento más pobre de Francia y con un 43% de población de origen extranjero votó al izquierdista Mélenchon en primera vuelta
Nos encontramos en la plaza del centro de Saint Denis, justo frente a la basílica donde reposan los restos de los reyes de Francia. Pero todo lo que rodea la iglesia está lejos de ser monárquico. Estamos en el departamento más pobre del país vecino.
Para llegar hasta aquí, hemos tenido que recorrer la calle de Poulies, donde se concentran los traficantes de droga a plena luz del día, entregando bolsitas de mercancía sin esconderse de la Policía. En el mercado de la plaza, el escenario es variopinto y muestra la densidad migratoria del lugar. El velo entre las mujeres está presente en cada rincón, suenan tambores de fiesta maliense y después de dar unos pasos por la zona, no sabemos qué lengua se habla más, si el francés o el árabe.
Y es que, según el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos de Francia, un 30% de los habitantes del departamento de Seine-Saint Denis son migrantes. La mayor parte procede de países africanos, especialmente de Argelia, Marruecos y Túnez. Un 13% adicional ha adquirido la nacionalidad francesa, lo que suma un 43% de habitantes de origen extranjero.
Ahora bien, ¿cómo se comporta electoralmente Saint Denis? ¿Y cómo lo hará el próximo domingo en la segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales?
Para empezar, hay que decir tajantemente que estamos en un bastión del candidato de Francia Insumisa, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Sus ideas de transformación social, reducción de impuestos, congelación de precios en productos de primera necesidad y rebaja de la edad de jubilación han calado de tal manera que el candidato obtuvo en Saint Denis un 49,09% de los votos durante la primera vuelta. Sus rivales y candidatos en la segunda vuelta, Emmanuel Macrony Marine Le Pen, sumaron solamente un 20,27% y 11,88% respectivamente.
En pleno corazón de Saint Denis nos encontramos con Mohamed, un marroquí de 52 años, nacionalizado francés y votante convencido de Mélenchon: «Es el único que habría defendido nuestro plato de comida. Estoy obligado a votar porque es mi deber ciudadano, pero ninguno de los dos candidatos que quedaron me conviene en verdad. Ellos no comparten mis ideas, no viven donde yo vivo. Nos quieren mantener como trabajadores de bajo rango, para ellos es impensable que alcancemos algo más importante». «Las palabras «libertad, igualdad y fraternidad» deberían borrarlas de toda Francia», espeta.
También conversamos con Sy, un hombre de 58 años de origen maliense: «No tengo opción. Como africano tengo que votar por Macron. No quiero que Marine Le Pen llegue a la presidencia, tenemos miedo de ella porque está en contra de los musulmanes». «Hace 30 años que vivo en Francia, ella no puede hacer nada contra mí, pero sí puede hacer contra los que vienen después de mí», explica a LA RAZÓN.
Dos testimonios que concuerdan con los resultados de las elecciones presidenciales de 2017, cuando Macron obtuvo un 78,82% de los votos frente a un 21,18% de Le Pen. Sin embargo, la decepción por los dos candidatos que han pasado a la segunda vuelta es evidente. Y mientras algunos de los electores de Saint Denis piensan votar por el actual presidente –principalmente para frenar a la candidata ultraderechista– otros piensan quedarse en casa el domingo 24 de abril. Mélenchon hizo una llamada contundente en la noche de la primera vuelta: «¡Ni un solo voto para Marine Le Pen!», pero esto no significa necesariamente salir a votar por Macron.
Así piensa Wahiba, una madre argelina que ha vivido 40 años en Francia. Con su velo musulmán y un francés poco claro, responde a este diario: «Yo voté por Mélenchon, me parecía un buen programa. Pero cuando vi a los dos candidatos que quedaron, dije ‘No, me quedo en mi casa. No me gustan estas personas’».
Wahiba no es la única. La abstención en las elecciones de 2017 alcanzó en Saint Denis un porcentaje importante de 32,49% que bien podría repetirse en 2022.
Y en medio de esta profunda admiración por la extrema izquierda que se manifiesta abiertamente en cada rincón de Saint Denis, de pronto nos topamos con la perla rara en la zona: una votante de Marine Le Pen. Se trata de Maeva, nacida en la isla de Guadalupe, que forma parte de los territorios de ultramar de Francia. Vestida con una túnica colorida y con grandes gafas de sol, defiende su voto con el argumento feminista: «Es una mujer y yo quiero que una mujer dirija Francia. Los hombres tienen la fuerza, pero no tienen la suficiente inteligencia para instaurar la paz en el mundo. Y yo pienso que Marine tiene más fuerza que las otras mujeres candidatas, como Anne Hidalgo o la otra. Y además fue la única que viajó a las Antillas. Yo voté por Marine el domingo y votaré por Marine en segunda vuelta».
En Saint Denis, incluso los franceses de origen se confiesan decepcionados. Algunos no han votado nunca. Sienten una desconfianza total en el sistema y sobre todo, lamentan que su voto no cambie su realidad cotidiana. Otros prefieren el ejercicio del voto en blanco como forma de protesta.
Dalila, francesa de 56 años y militante sindicalista, está decidida a votar en blanco, pero, al mismo tiempo, está dispuesta a salir a la calle a manifestar por sus derechos: «Yo no quiero a ninguno de esos dos, ni a Le Pen ni a Macron», apunta Dalila. «Yo haré la revolución en la calle. Vamos a manifestarnos». «Los logros como las vacaciones pagadas, las ayudas económicas, la seguridad social… todos fueron fruto de la lucha. No importa quién llegue al poder, habrá que salir a luchar», clama.
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