Terrorismo

Siempre en nuestra memoria

La sociedad vasca y el resto de España no entienden que aquella barbarie, 10 años después de terminar, esté dando frutos. Y ni siquiera es parte de los libros de texto de historia reciente de España

25 años después de que ETA secuestrara a Miguel Ángel Blanco para, 48 horas después, asesinarle a sangre fría, maniatado y por la espalda, por no lograr que el País Vasco fuera un país independiente, Pedro Sánchez, presidente de España, menciona que el brazo político de ETA sí lo ha conseguido. Lo hace además en Ermua, la ciudad de Miguel Ángel Blanco en la que nació precisamente el espíritu de Ermua (unidad de todos los partidos contra ETA), y con el Rey de España Felipe VI presente. Lo tachan de vileza extrema.

Quienes vivimos cada minuto aquella crónica de una muerte anunciada, temblamos al escuchar tal categórica afirmación que pisotea nuestra Constitución y la memoria de tantas personas inocentes, tantos niños asesinados y tanto terror, porque demuestra que matar sirve. Confirma algo tan maquiavélico como que el fin justifica los medios. Hace 25 años, ese mismo día, los políticos hablaban de brutalidad pero también decían que por fin estábamos perdiendo el miedo. En Vitoria, los firmantes del pacto Ajuria Enea instaban a no traspasar el límite. No podíamos ceder al chantaje de un grupo de matones. Cientos de miles de personas nos concentramos en plazas de toda España al grito de «Miguel Ángel no estás solo». Pero 25 años después, deciden dejarle solo.

Siempre quise entender por qué alguien es capaz de matar por una ideología y el libro «Patria» de Fernando Aramburu ayudó a ello. Pero la sociedad vasca y el resto de España no entienden que aquella barbarie, 10 años después de terminar, esté dando frutos. Y ni siquiera es parte de los libros de texto de historia reciente de España. Hay mucha desinformación y ya sabemos por qué era necesario que nadie se acordara siquiera de Miguel Ángel Blanco. Sigo pensando que el perdón no cambia el pasado pero sí mejora infinitamente el presente y el futuro. Sin embargo, una sociedad desmemoriada es, como comprobamos que es lo que desean, extremadamente manipulable.