Adriana Lastra

Adriana lastra el PSOE

¿Sabían que el PSOE, al que nuestra Lastra lastra, sin querer y con todo el derecho, ofrece diez veces más ayudas públicas para abortar que para dar a luz?

Como saben la beligerante vicesecretaria general del PSOE además de adoradora de nuestro presidente, de ajustadísimos jeans, ha dejado su puesto, que no sus privilegios de socialista caviar (esos los seguirá disfrutando desde la piscina climatizada de alguna de sus propiedades).

La razón que no ha ofrecido, pero es conocida por todes, un embarazo que, por su condición de madre de mediana edad, desea cuidar y proteger con esmero.

Desde aquí enviamos muchos besos, carantoñas y energía positiva, además de mucha salud a ambos, madre e hijo (en esta mi columna nunca se ha puesto en duda que en un proceso de gestación existen dos personas) para que se fortalezcan, y continúen disfrutando de las prerrogativas de la vida y de las socialistas, que no son pocas, luchando, desde una cama balinesa por los derechos de los obreros.

Dicho esto, y subrayando su situación de ventaja con respecto al resto de las madres trabajadoras de España y el mundo, en general, pasemos a lo interesante: tiene gracia ¿no creen? lo antiestético que resulta el mensaje que ofrece Lastra en su posición: ¿volver al patriarcado? ¿revisitar la retórica heteronormativa y la maternidad como lifestyle?

No son palabras mías… Recordemos que ningún otro partido en el planeta Tierra ha trabajado como los socialistas para lastrar la maternidad y la familia. Quizá por eso Lastra no se vio con ganas de mencionar su interesante estado.

Es simpático, también, el mensaje que, en estas circunstancias excepcionales, parece salir del PSOE: que en su seno la conciliación no es posible. Consejos vendo para mí no tengo. Y lo que es peor, que una mujer embarazada no puede permanecer en ciertos puestos por lo que es mejor que se recluya en su casa a hacer patucos, pintar habitaciones de colores, organizar cajones y entregarse vorazmente al síndrome del nido premamá.

¡Tiene gracia la paradoja!, teniendo en cuenta que desde el gobierno de coalición siempre se ha trabajado sobre la premisa de que una mujer que prioriza la maternidad y el hogar al trabajo es fascista: tener hijos es de ultraderecha, así como el matrimonio heterosexual...

A nuestra querida Adriana le deseamos lo mejor, pese a lo discordante que suena esa baja. Pena no, a usted querida, no le faltarán recursos, ni a su bebé (ni a su marido), ya que mantiene su escaño como diputada en el Congreso y los cuantiosos agasajos asociados a él. Las que me dan pena son las otras embarazadas, las demás, las que tienen que pasar necesidades.

¿Sabían que el PSOE, al que nuestra Lastra lastra, sin querer y con todo el derecho, ofrece diez veces más ayudas públicas para abortar que para dar a luz? Por supuesto, la ley nos obliga a los contribuyentes a financiar los abortos, mientras niega casi toda ayuda a las mujeres que prefieren tener a sus hijos.

Imagino que usted, Adriana, no se habrá planteado siquiera agradecer (¿a quién?) el hecho de no ser una de las madres obligadas a elegir entre la vida y su propio bienestar.

Continúo, y espero que pueda leerme desde su jardín frecuentado por enanitos de piedra o su yacusi exterior; nuestro gobierno socialista, al que usted contribuye, fomenta sin pudor el aborto, pero se opone a ofrecer ayudas reales a las embarazadas sin recursos, lo que nos precipita, además, a una crisis demográfica que amenaza con llevar a la quiebra nuestro sistema de pensiones

A mí, independientemente del amor inmenso que siento por mis hijos, ya adolescentes, la maternidad me parece una especie de tocomocho biológico. No obstante, comprendo y me enternece que (de primeriza) a usted, amiga, le resulte el no-va-más. ¡Enhorabuena!