Opinión

Y todo con el Brexit, y sin Sánchez

Ha culminado el ceremonial propio del extinto Imperio Británico con el funeral de HM Isabel II de Windsor, que ha superado con su reinado de más de 70 años a su predecesora la Reina Victoria, siendo así el de mayor duración que se recuerda en la Historia de la humanidad. Se ha escrito que lo habría superado el monarca francés Luis XIV, conocido como el Rey Sol —porque toda Francia orbitaba en torno a él en su majestuosa corte de Versalles—, pero la comparación no es válida ya que, si bien fue reconocido como rey a los cinco años, su madre la Reina Ana de Austria y el Cardenal Mazarino ejercieron la regencia y no reinaría en plenitud hasta su mayoría de edad, por lo que su reinado efectivo fue muy inferior al de la Reina Isabel.

Todos los medios han mantenido una intensa cobertura durante los 11 días que han mediado entre su funeral y su fallecimiento el pasado 8 de septiembre, coincidiendo precisamente con la fecha del calendario litúrgico en la que la Iglesia Católica conmemora el nacimiento de la que venera con el título de Madre de Dios. Es obligado reconocer que los fastos vividos parecerían poco compatibles con la cultura dominante en la sociedad occidental actual, donde el protocolo y los símbolos que lo adornan, con los tratamientos propios de la aristocracia y la nobleza, y la misma monarquía hereditaria, se consideran impropios de estos tiempos, ya extinguidos y superados ampliamente por los principios de la Revolución Francesa. Sin embargo, ha sido muy elevada la acogida y seguimiento por la población, y no solo de la británica –según las audiencias– impregnado de silenciosa admiración por lo que representa el respeto a unas tradiciones que integran la identidad histórica de un pueblo, como comunidad nacional organizada políticamente en su monarquía. Para confirmarlo, la casi totalidad de los gobernantes de este mundo, tan moderno él, se ha sumado al homenaje con indiscutible interés, para no estar ausentes de este magno acontecimiento, que ya está sin duda en la Historia por méritos propios.

Ahora, tras volver a la prosaica realidad de la vida ordinaria, llega también el tiempo para la reflexión acerca de lo sucedido durante estos 11 días de película. No se ha visto por allí a Pedro Sánchez, que quizás no se hubiese encontrado cómodo con tanta etiqueta sin ser protagonista, y además con corbata en un funeral religioso en honor de una reina, y en una abadía no católica, pero sí cristiana. Y todo ello con el Brexit. Marca RU.