V de viernes

La IA agrava la sequía

El hipercentro de datos de META en Talavera consumirá más de 600

millones de litros de agua, pese a la escasez

Ha pasado desapercibido, pero la IA consume más agua que los humanos, algo que se ha puesto de manifiesto tras revelar Microsoft que está utilizando una cantidad espectacular de agua para enfriar los datacenter de ChatGPT de Iowa, estado USA que padece problemas de sequía. Sin ir más lejos, en España el hiper-centro de datos de Meta en Talavera consumirá más de 600 millones de litros de agua, una zona que padece cíclicamente problemas de escasez.

Los centros de datos no sólo consumen una barbaridad de energía eléctrica, sino que además necesitan ingentes cantidades de agua para refrigerarse. De modo que cuando usamos el móvil estamos emitiendo un volumen de CO2 muy superior al de la industria de la aviación, aunque se culpa a las emisiones de la aviación o a la agricultura, pero nada se dice del consumo de los centros de datos de ChatGPT, Meta o Google. ChatGPT se creó cerca de campos de maíz de Iowa, pero no se sabía que había que «regar» sus datacenter con más cantidad de agua que el maíz. El mega-inteligente ChatGPT necesita “beber” una botella de 500 ml de agua para mantener una conversación. Cantidad insignificante, pero considerando que Chat GPT superó los 100 millones de usuarios activos mensualmente, su consumo del preciado líquido es de 50 millones de agua dulce cada 30 días.

El problema de fondo está relacionado con la necesidad que tiene la IA de enfriar sus servidores. La huella hídrica de GPT no es más que una pequeña muestra de lo que está por venir. No hará más que crecer a medida que los modelos de lenguaje inteligente perfeccionan sus capacidades.

Pese a que no existen cifras exactas, se calcula que el consumo hídrico digital global podría suponer alrededor de 420 mil millones de litros de agua al año, que es el equivalente a una ciudad de 8 millones de habitantes, como Nueva York.

Con este panorama, las empresas se han lanzado a resolver el problema de la gigantesca huella hídrica de internet, que se añade a la energética, también enorme, además de contaminante cuando no se utilizan energías renovables. El foco lo están poniendo en el sistema de reciclado hídrico o uso de aguas grises, y en la construcción de los metacenter bajo el océano. Empresas americanas ya han efectuado ensayos, mientras que China tiene planes a gran escala para sumergir datos bajo los mares. El problema es que no se sabe cómo eso afectará a las especies, dado que el calor de estas instalaciones eleva la temperatura marina. También se están desarrollando centros de datos con servidores sumergidos en aceites minerales y moléculas sintéticas de ADN para almacenar sin consumo de agua ni energía, así como planes para trasladar los centros de datos al espacio, un entorno frío de por sí, aunque se desconocen sus efectos colaterales.