Opinión

Al PP, ni agua

Lo que intenta Sánchez es que para la sociedad española sea indiferenciable el Partido Popular y la extrema derecha

En las elecciones del 28M, el PSOE de San Sebastián de los Reyes perdió el gobierno municipal. Durante los días posteriores a los comicios, el alcalde socialista en funciones ofreció su abstención en la investidura al candidato del PP, que había sido el más votado, para evitar la entrada de Vox en el gobierno municipal.

A las pocas horas, recibió la desautorización de la dirección socialista que, además, emitió una circular escrita a todos los candidatos socialistas de los municipios en la que se les prohibía cualquier iniciativa que supusiese un acuerdo con el PP para evitar la entrada en los gobiernos de Vox.

En Ceuta, el PP y el PSOE habían alcanzado un acuerdo para gobernar en coalición. La situación ceutí es especial y el PP se resiste a pactar con Vox, argumentando que las posiciones de la extrema derecha suponen una amenaza para la convivencia en la ciudad autónoma.

La estrategia de Sánchez está bien clara, quiere aislar al PP, de manera, que para formar gobierno en cualquier institución española o bien ha tenido mayoría absoluta en las urnas o bien, llega a acuerdos con la extrema derecha.

En realidad, lo que intenta Sánchez es que para la sociedad española sea indiferenciable el Partido Popular y la extrema derecha. Como conclusión, el líder socialista moviliza el electorado de izquierdas por el rechazo que Vox les genera y, al mismo tiempo, está buscando la mayor presencia posible de los ultras en gobiernos municipales y autonómicos.

Es posible que tenga éxito en ese propósito y que, además, esa presencia en las instituciones de los de Abascal, le sirva para justificar mejor el porqué va a pactar con los independentistas catalanes, nacionalistas vascos y Bildu.

Vox se ha convertido en el mejor aliado de Sánchez, pero las consecuencias a medio plazo para el país están por verse. Por otra parte, haga lo que haga el PP con Vox, Sánchez entregará las llaves a Puigdemont que, de un plumazo, ha pasado de ser perseguido por la justicia por promover la declaración de independencia de Cataluña, a casi tener un despacho de gobierno en Waterloo.

No obstante, los españoles podemos dar gracias de que Otegui y Puigdemont odien tanto al Estado español, que no han tenido interés por formar parte del Consejo de ministros porque, Sánchez les hubiese dado entrada como ya se la dio antes a los que le quitaban el sueño. Eso sí, al PP ni agua.