A pesar del Gobierno

No maltratar al electorado

La Razón
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Al Partido Popular de Madrid se le ha ocurrido una idea insólita: hay que cuidar al electorado, o, al menos, no hay que maltratarlo. Las propuestas del PP madrileño van en esa dirección. Dijo ayer Ignacio González, secretario general de los populares de Madrid, que en las cinco ponencias los delegados los delegados debatirán y votarán "reformas profundamente liberalizadoras"como la autorización para que los comerciantes puedan establecer libremente los periodos de rebajas, sin tener que estar atados a los dos periodos que actualmente están establecidos. Se respaldó la libertad de horarios, propugnada por Esperanza Aguirre, y que hace treinta años defendían los socialistas, de la mano del felizmente restablecido Miguel Boyer.

En la ponencia económica, el PP de Madrid incide en la importancia de "aquellos territorios donde más se apoye a los emprendedores", y también en que las nuevas empresas puedan disponer de un régimen fiscal que les facilite no pagar impuestos durante los primeros años de vida bajo determinadas condiciones. Se ha considerado asimismo la ventaja de reducir el tipo impositivo para las ampliaciones de capital para captar nuevas inversiones, y de las zonas francas de emprendedores con exenciones fiscales. Se ha pensado también en las agencias privadas de colocación para compensar los defectos de la burocracia, y en los llamados "business angels", que son los inversores privados que respaldan a los jóvenes empresarios que se lanzan a la aventura con nuevos proyectos.

La mayoría de los votantes también confluye con el PP en su promoción de la liberalización de las rebajas, absurdamente vigiladas por el poder, y sobre todo en la reducción de las subvenciones mediante las cuales los contribuyentes financian a la fuerza a instituciones que no respetan, como los sindicatos o los partidos políticos. El objetivo es que esas organizaciones no gocen de privilegios sino que se financien con las cuotas de sus afiliados.

Concluyó González: "Nuestro objetivo es salir de la crisis y para ello es necesario sustituir un modelo económico enfermo, basado en la subvención y en la regulación, por un modelo económico sano, basado en valores como la iniciativa, el esfuerzo, el trabajo, el talento y la responsabilidad". Son necesarias reformas educativas, fiscales, burocráticas, financieras y culturales que hagan posible que Madrid, con sus ciudadanos emprendedores e innovadores, recupere el impulso y haga más atractivo nuestro territorio para acoger a las personas con más talento de todo el mundo".

La izquierda descompuesta tronó contra estas propuestas liberalizadoras, que sintonizan con la voluntad del pueblo de la Comunidad de Madrid, y puso especial énfasis en oponerse a la atención a los esfuerzos y resultados académicos a la hora de financiar a estudiantes y universidades. Es llamativo cómo la izquierda se erige en defensora de aquellos a quienes más perjudica: los trabajadores en general y los jóvenes en particular. Padecemos por su culpa un 50 % de paro juvenil, y todavía presumen de salvaguardar los derechos de la juventud.

Es evidente que el mensaje liberalizador de Esperanza Aguirre y sus huestes, y su insistencia en que no hay que subir los impuestos, se opone a la política que en la Moncloa llevan a cabo Barbie y sus secuaces. También es verdad que esa política antiliberal ya la emprendieron Smiley y su pandilla hasta las elecciones generales de 2011. Ambas verdades prueban que, mire usted por dónde, no conviene maltratar al electorado.