A pesar del Gobierno

Un paro y tres argumentos

La Razón
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Primero, el aumento del paro en España no es sólo culpa del freno y marcha atrás en la recuperación el verano pasado, que indudablemente también, sino del intervencionismo en el llamado mercado laboral; mal llamado porque un 47,3 % de paro, que es lo que padecen los jóvenes, indica que no estamos ante un mercado. Los catastróficos resultados de este pseudomercado, que volvimos a ver ayer con las terribles cifras de la EPA, no responden, como sucede en los mercados genuinos, a decisiones y contratos voluntarios de los ciudadanos. Los políticos, sindicalistas y grupos de presión no podrán nunca "luchar"contra el paro si no reconocen que son sus principales responsables.

Segundo, la reforma laboral ha sido siempre imperativa y lo es ahora más que nunca; la estadística de la EPA puede cargar de razón a las autoridades para llevarla a cabo. Sospecho que volverán a hacer un pasteleo, porque padecen el habitual miedo a la libertad, pero el optimismo me lleva a anticipar que, como hicieron casi todas las reformas laborales de nuestra democracia, no van a empeorar las cosas. Tercero, aquí no hay ninguna disyuntiva entre ajustar o crecer. Esta falacia se debe sólo a la política. Las familias y las empresas se han ajustado, dolorosamente. La política no se había ajustado, ni antes de la crisis, ni después en la medida necesaria: esa demora es lo que ha agravado la situación en 2011 y nos amenaza este año. De tal manera que las dos labores que las Administraciones Públicas no han hecho (bajar impuestos y gastos, y abrir mercados), siguen siendo cruciales, y no valen las consignas del estilo "hay que crecer"o "hay que evitar la fractura social", para continuar cebando la bomba fiscal, como si los mayores impuestos o los déficits continuados no tuvieran impacto económico apreciable.