A pesar del Gobierno

YPF y el populismo

La Razón
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Con tanta politización del mundo económico y empresarial, supuestamente "de mercado", es difícil que el conflicto hispanoargentino a propósito del caso YPF llegue a buen puerto, es decir, es difícil que los gobernantes dejen a las empresas en paz. Cabe esperar, algunos dirán que es un magro consuelo, que la situación no empeore aún más y se precipite en malas pendientes populistas.

El gobierno argentino cuenta con un amplio respaldo democrático, y teóricamente puede hacer lo que quiera con sus mayorías parlamentarias. Lo que no puede, sin embargo, es mantener un modelo económico intervencionista, que tras años de crecimiento está dando muestras de agotamiento e insostenibilidad, como se ve en la represión de la inflación. Los gobiernos de la dinastía Kirchner, cuyo respeto por la libertad es descriptible, han optado por radicalizar el intervencionismo. En ese contexto, el caso YPF es goloso: empresa multinacional, sector estratégico y sensible. ¿Por qué no echarle la culpa de todo y hostigarla por el bien de la patria? Es lo que han hecho, culpando a Repsol de la menor producción de crudo, acusación que tiene más que ver con otras circunstancias en las que también aparece la mano del gobierno, como en la contención de los precios de los combustibles, y el consiguiente castigo a la rentabilidad del refino.

Una vez que el impulso totalitario se desata, el riesgo es alimentarlo. Así, las autoridades españolas deberían no solo proteger a Repsol sino impedir que este desastre se extienda, porque España tiene muchas otras inversiones en la Argentina. Lo peor que podría suceder es una escalada nacionalista que acabara perjudicando los intereses de todos. Ya estamos viendo en España llamadas al proteccionismo populista del estilo: "cerremos las fronteras en represalia, y así no seremos invadidos por productos extranjeros", etc. Curiosamente, la misma retórica que utilizan los populistas latinoamericanos cuando despotrican contra la "invasión de los conquistadores españoles". Hay que recordar que el populismo florece en todas partes, y evitarlo a toda costa.

Al final, puede que esto sea el típico tira y afloja político y empresarial, y el gobierno argentino quiera amagar para dar...pero barato. Amenaza a Repsol, baja la cotización de YPF con la retirada de licencias y la amenaza de expropiación por "utilidad pública", y finalmente negocia y se queda con un porcentaje mayor de una empresa importante y con grandes posibilidades futuras, como sucede con el yacimiento de Vaca Muerta. Dirá usted: muerta la libertad. Diré yo: languideciente.