Adiós Sony Ericsson, hola Sony

A lo largo de la última década, el binomio Sony Ericsson ha dado algunos frutos interesantes en el área de la telefonía móvil. Bastantes años de colaboración sueco-japonesa o viceversa que llegan a su punto final después de que 2012 sea el año de la integración de la empresa en el grupo Sony. Es cierto que ha habido muchos modelos de otras marcas más vendidos estos años, pero siempre conviene resaltar algunos hitos y decisiones acertadas que han dado muchas alegrías a sus responsables.

Quizá la más significativa sea la apuesta decidida por el sistema operativo Android en lugar de empecinarse en un sistema propio. A tenor de los datos parecen haber elegido el camino acertado. Según reveló esta semana Sandra López, directora de Marketing de Sony Ericsson Iberia, los estudios que manejan hablan ya de que el androide vive ya en el 46 por ciento de los terminales y representa el 63,3 por ciento de los sistemas operativos abiertos.

Si echamos la vista atrás podremos recordar algunos móviles que, en su momento o ahora, han supuesto una ruptura con lo que había en el mercado. Fueron de los primeros en equipar los teléfonos con cámaras de calidad o que el sonido (serie Walkman) fuera su seña de identidad, como cuando íbamos con un reproductor de cinta colgado del cinturón hace veinte años. El híbrido entre un teléfono y la consola Playstation ha sido un paso adelante para no limitarse a juegos más básicos de la plataforma de Google (y sus usuarios general un volumen de descargas ocho veces superior a la media, atención al negocio). Además, empiezan a estar disponibles título "de peso"como el FIFA 12 o el PES 2012. O aquel de tamaño mini o el potente y elegante Xperia Arc...

El futuro ahora pasa por potenciar esa integración con Sony en el campo de los videojuegos y por el ansiado sueño de una perfecta armonía entre las cuatro pantallas que todo amante de la tecnología debe tener en su casa: TV, tableta, PC y teléfono móvil. Eso sí, la demostración pública de esa conectividad total no salió demasiado bien el día en que la compañía hacía balance de los 10 años de joint venture. Pero en una jornada tan emotiva, eso era casi lo de menos.