No es lo que parece
El PP catalán manda callar
Nada es como era y hasta el PP ha acabado asumiendo el prejuicio de que cuanto más autónomas parezcan ser sus organizaciones regionales, más votos, supuestamente, consiguen. Ha ocurrido en Valencia, en Andalucía y, por supuesto, en el País Vasco o en Cataluña. Lo estamos viendo con la campaña electoral catalana. Alicia Sánchez Camacho ha mandado callar a sus compañeros de partido. Ni quiere injerencias ni que desde Madrid se le marque el guión ni, mucho menos, que en Cataluña parezca que quien manda es la dirección nacional del PP. Por eso ha impuesto su guión, coordinado con Génova. Por eso es ella la que lleva la voz cantante en cada reacción a las bravuconadas nacionalistas y del PSC. Y por eso parece que se ha hecho omnipresente. Habla en Cataluña, hace declaraciones en el Senado y hasta se presenta en el Congreso, aunque ella no sea diputada, para fijar postura sobre la votación de las propuestas de resolución del Debate del Estado de la Nación. El PP cree que José Montilla convocará las elecciones catalanas para octubre y, de ser así, el curso que se inicie en septiembre quedará ya monopolizado por esa campaña electoral. En Génova dicen que se juegan muchísimo en esos comicios. Están en la tesis de que pueden dejar abierta la puerta a un acuerdo con la CiU de Artur Mas, aunque su estrategia electoral la hayan centrado en arremeter contra la deriva soberanista de esta formación y contra el seguidismo del PSC. El PP se juega, según su análisis, su alianza con CiU, pero también se examina su nuevo discurso para no molestar a los nacionalistas y que no digan que es anticatalán.