Córdoba
1713: Tricentenario
Más de un centenar de estudiosos de América y de España se dieron cita la semana pasada en Córdoba para celebrar el tricentenario de la RAE y presentar nuevas aportaciones historiográficas sobre el estudio de la lengua. Todo, desde el diccionario, la gramática o la ortografía hasta las últimas acciones normativas, fue objeto de debate en este IX Congreso Internacional de la SEHL (Sociedad Española de Historiografía Lingüística). Aunque hubo disparidad de análisis y planteamientos sobre algunos temas, una apreciación fue unánimemente compartida: la Academia Española ha sido y es la única institución de nuestra historia cultural que, más allá de las vicisitudes históricas y tentaciones individualistas, ha persistido en un proyecto plurisecular de cuidar la lengua que ahora hablan y escriben 500 millones de personas. Es una proeza digna de ser resaltada en esta Celtiberia actual. En primer lugar, porque el papel de la Academia a finales del siglo XVIII fue providencial al lograr fijar una ortografía común a España e Hispanoamérica, empresa que hoy hubiera resultado inviable. Y, en segundo lugar, porque, gracias al prestigio alcanzado durante el siglo XIX por la Corporación, pudo fijar e imponer una norma culta de lengua común que ahora conocemos como panhispánica. Como usuarios del idioma, disponemos de una espléndida gramática (2009), de una ortografía actualizada (2010) que ya debiera servir para que profesores y periodistas escriban bien abreviaturas, por ejemplo, de María y de doña (M.ª y D.ª). El próximo año contaremos con un detallado y completo diccionario cuya elaboración ya en siglo XVIII fue calificada por el Mayordomo del rey Felipe V como «la mas molesta y prolixa empressa literaria que exigía un estudio constantemente laborioso para coronarse con la gloria».
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