Alfonso Ussía
Afligido
Dos días llevo afligido, desanimado, contrito por culpa de un tal Trueba. Trueba es director de cine. No estoy capacitado para analizarlo como realizador porque no he visto ninguna de sus películas. Mi tocayo Alfonso Rojo afirma que son soporíferas. En ese aspecto nada tiene Trueba de original, porque el cine español es fundamentalmente soporífero, como el Lorazepam. Trueba recibe premios y subvenciones del Gobierno de España, y ahí tampoco es original, porque el Cine español ha sido, y continúa siéndolo, el chulo del sistema. El ministro de Cultura, Méndez de Vigo, estuvo flojito después de oír las palabras de Trueba, que no agradeció el premio de 30.000 euros, ni recordó los más de cuatro millones de euros que se ha embolsado y embolsillado de los impuestos de los españoles. «Nunca me he sentido español», y «me hubiera encantado la victoria de Francia en la Guerra de la Independencia». Lo primero responde a sus sentimientos y lo segundo es una gilipollez. No obstante, el ministro en lugar de hacer bromas con las canastas de Gasol a la selección francesa tendría que haberle respondido a Trueba, sin sonrisitas. «Ese premio que usted recibe se lo estamos dando con el dinero de los españoles. Si usted no se siente español,y ha cobrado en subvenciones más de cuatro millones de euros de los españoles, y aún así lamenta que España triunfara en la Guerra de la Independencia, de acuerdo a la coherencia de izquierdas que de usted se espera, le agradecería que me devolviera el premio que le acabo de entregar porque usted no lo merece». Eso es lo que dice un político, no un acomplejado.
Trueba está muy mal educado. De ahí que el exceso de buena educación del ministro resultara extravagante. Al grosero no se le responde con grosería, que todavía hay clases, pero sí con firmeza. Para mí, que Trueba ha aprovechado la situación para que se hable y se escriba de él, trampa en la que he caído. No porque me moleste lo que Trueba ha dicho, sino por considerar inaceptable su incoherencia. Si Trueba desea ser francés que se nacionalice. Tiene todo el derecho y el camino abierto para formalizar su petición. Y si el Gobierno de Hollande se aviene a mantenerlo con subvenciones provenientes del dinero de los franceses a cambio de películas pretenciosas y aburridas, allá Hollande y los contribuyentes de Francia. Si Trueba ha nacido en España, ha vivido en España, ha trincado de España y no se siente español, nada se puede hacer. Es posible que se sienta austriaco, o cubano, o letón. Los sentimientos son propios e intransferibles, y nadie está autorizado a invadir sus pálpitos o causas. Pero los sentimientos, tan respetables en cada individuo, nada tienen que ver con la caradura. Y ser español exclusivamente para recibir premios y subvenciones se me antoja excesivamente miserable.
No estoy enterado de los motivos y méritos que han llevado al Ministerio de Cultura a premiar a Trueba. Algo habrá hecho últimamente para convertirse en el beneficiario de tan alto galardón. Los que hemos vivido sin tener conciencia de la existencia de Trueba, insistiremos en nuestra posición de distancia respecto al premiado por los complejos de nuestro Gobierno. Por ahí tiene que moverse todavía Lasalle, el montañés errado. Pero me gustaría conocer los méritos de Trueba, sin agobiante argumentación, somera y superficialmente, aunque bien pensado, también renuncio a ello.
En el fondo, es un problema entre tontos y ellos son los que tienen que resolverlo.
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