Alfonso Ussía
Aforismos
El formidable Enrique Jardiel Poncela, al que le quedan cuarenta días con calle en Madrid, era un gran aficionado a los aforismos encadenados.
–¿ Qué es una rueda? La que se pincha. ¿Qué es la leche? La que se corta.
¿Qué es un cuchillo de hotel? El que ni pincha ni corta–. Jardiel representó la revolución del humor moderno, y fueron hijos de su talento Mihura, Tono, López Rubio, Neville, y la generación de «La Codorniz» coronada por el incomensurable Antonio Mingote. No se llevaba bien Jardiel con Mihura. Le escribe una carta extensa y durísima a don Miguel a su casa de Fuenterrabía en la que le acusa de plagio. Mihura no responde. Allí, en su nueva casa de Fuentarrabía, con vistas a la playa, Hendaya y el último golpe de mar del Cantábrico español, le dedica una postal a Mingote: «Querido Antoñito: Aquí me paso todo el día con unos prismáticos que me he comprado viendo pasar a los barcos por el horizonte. Como comprenderás, me dedico a eso porque ya no se me pone gorda, porque si se me pusiera gorda, se iba a dedicar a ver pasar los barcos por el horizonte la madre de Juan Sebastián Elcano». Eran tiempos de ingenio cumbrero. Edgar Neville ya había cumplido con Hollywood y se había instalado en su casa «Malibú» de Marbella, cuando Jimmy Mora tocaba el piano por las noches y cercenaba cigarrillos de las bocas de los clientes osados con un látigo de piel de panza de caimán. José López Rubio, había invitado en su hogar de Hollywood a sus amigos. Y le sorprendió la larga conversación que mantuvieron Tono, el inmenso y genial autodidacta, y Albert Einstein. –¿De qué hablabas tan apasionadamente con Einstein?–, le preguntó a Tono el anfitrión López Rubio; –le estaba explicando que todo en esta vida es relativo–. El otro invitado, ajeno al grupo de los españoles, era Charles Chaplin, que envidiaba la egolatría y la falsa humildad de Buster Keaton. «Es un vanidoso. Alberti quiere ser Picasso; Picasso quiere ser Modigliani. Modigliani, me lo confesó en París, quiere ser Charlot. Charlot, es decir, yo mismo, he dicho en más de una ocasión que me gustaría ser Buster Keaton, y el imbécil de Buster Keaton sólo quiere ser Buster Keaton, con lo que se demuestra que es un necio que no merece la pena». López Rubio, Edgar Neville y Jardiel Poncela formaron el trío de los nuevos conquistadores de California, pero les pudo la melancolía, y volvieron a España. Jardiel era un gran trabajador, en tanto que Mihura y Tono se caracterizaban por lo contrario. Y para descansar del mucho agobio que le producía escribir, se divertía con sus aforismos encadenados.
Se dice, se asegura y se constata cada día que pasa, que en el Ayuntamiento de Madrid manda Iglesias a través de Rita Maestre, la novia de Errejón que asalta capillas en bolas. Está procesada pero se mantiene porque el Coletas le ha advertido a Manuela Carmena que su chica de Podemos es intocable. Resulta curioso lo que manda este individuo, al que su propia gente ya le ha establecido distancias y desconfianzas. La realidad es que el mantenedor de esa broma pesada que hoy padece la capital de España, el acuclillado Carmona, se ha convertido en un títere ridículo y confuso, a mitad payaso, a mitad «pelota 56.785» de la serie dibujada «La Oficina Siniestra» de Serafín. La intocable Rita Maestre ordena, desautoriza y trae por la calle de la amargura –esa calle no está previsto que cambie de nombre–, a la titular del Ayuntamiento, a la que trata con desdén y prepotente altanería. «Rita no es negociable», y vaya si se lo ha tomado en serio.
Rita, la novia de Errejón –en Podemos las sábanas son fundamentales para medrar–, es la que manda sobre una alcaldesa porque así lo ha decidido un personaje que no tiene nada que ver en el Ayuntamiento de Madrid. Una nueva figura política. Pero esa situación tan extravagante y de caótica jerarquía por la que transcurre el primer municipio de España es la que me ha recordado los aforismos encadenados de Jardiel Poncela, que hoy no podría aprobar –como Mihura– el examen a ciudadano buenista, porque todos los que los conocieron y los que hemos tenido la suerte de leerlos, sabemos que nada les gustaba más que las mujeres. Eran feos, bajitos, enamoradizos y grandes seductores, lo cual hoy está muy mal visto.
Así que en homenaje a Jardiel, regalo un aforismo encadenado. –¿Quién es Rita Maestre? La que pincha. ¿Quién es Carmona? El que se corta. ¿Quién es Carmena? La que ni pincha ni corta–.
Vale por hoy.
✕
Accede a tu cuenta para comentar