Cástor Díaz Barrado
Ahora: la paz
Desde hace tiempo, Colombia se va constituyendo en un país de referencia no sólo en América Latina sino, también, en el conjunto del planeta. Una sociedad emprendedora e innovadora, como la colombiana, está generando una situación en la que Colombia se sitúa en muy buenos niveles de imagen internacional y de desarrollo económico. Es necesario, sin embargo, terminar con la desi-gualdad y asegurar que todos los colombianos tengan unas condiciones económicas y sociales que les permitan los mejores niveles de desarrollo. Pero, también, es imprescindible la paz y, para ello, los acuerdos de La Habana han representado una oportunidad única para los colombianos. Las FARC han ratificado estos acuerdos y el Gobierno de Santos está plenamente convencido de que estos acuerdos suponen el fin del conflicto y el inicio de una nueva etapa para Colombia, después de tanto sufrimiento y dolor. La consulta de octubre nos dirá si el conjunto de los colombianos está o no de acuerdo con esta visión y, lo que es más importante aún, si sigue adelante o no el proceso de paz. Es muy probable que, a pesar de las divisiones internas, el pueblo colombiano opte por ratificar estos acuerdos y que, con ello, comience un nuevo ciclo para la política y la economía colombianas. Poner fin al conflicto, después de tantos años, es un anhelo, sin duda, de todos los colombianos y las mayores discrepancias se producen en el papel que deben jugar, en el futuro, quienes ahora abandonan las armas y, también, la satisfacción que deben obtener las víctimas del conflicto. Los acuerdos de La Habana contemplan estas situaciones, que para algunos no han sido acordadas de modo satisfactorio. Colombia busca la paz y, también, poner fin al conflicto. Si los colombianos así lo quieren, a partir de octubre deberán trabajar para consolidar el entendimiento y el diálogo y, sobre todo, para seguir en la senda de la construcción sólida y segura, en lo político y en lo económico, de este gran país.
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