Cristina López Schlichting

Alerta

Pederastas, sádicos y violadores son compañeros habituales de las sociedades. Las parafilias, como las llaman los expertos, siempre han existido. Lo llamativo es el número actual de incidencias. El caso que nos ocupa es el de un hombre solo, pero las periódicas redadas policiales acostumbran a alarmarnos con tandas de decenas de pederastas –casi todos varones–, cuyo número nos llama la atención a los periodistas. Los hay de todas las edades y profesiones, de todas las clases sociales, desde oficinistas grises a brillantes catedráticos, deportistas, obreros o, como en este caso, médicos pediatras. He preguntado a los agentes de las unidades de investigación en internet y todos responden lo mismo: que la red permite y fomenta los contactos entre ellos y sobre todo, el intercambio de material pornográfico parafílico. Antiguamente, un perverso podía pasarse una vida acariciando fantasías sin poder llevarlas jamás a la práctica, pero actualmente confluyen dos fenómenos que multiplican el estímulo. Uno, el acceso facilísimo a las imágenes y películas y dos, el efecto acelerador que producen en la mente perturbada. Los psiquiatras coinciden en que estos adictos experimentan una necesidad progresiva de incrementar la intensidad del estímulo para obtener satisfacción. Un violador, por ejemplo, empieza fantaseando, prosigue visionando material y finalmente experimenta la pulsión fortísima de llevar sus ensoñaciones a la práctica. De esta manera internet, que estimula la información y la formación de las sociedades, también fomenta paradójicamente el delito. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado no dan abasto y es impresionante el desgaste mental y emocional de los agentes encargados de perseguir este tipo de barbaridades (sólo de pensar las cosas que tienen que ver, se pone una enferma). Por eso es tan importante la colaboración ciudadana y la denuncia de cualquier contenido ilegal percibido en la red. Hay una relación directa entre la difusión de pornografía agresiva o infantil y los ataques físicos.