Carlos Rodríguez Braun
Algo podrido en el paraíso danés
Como es sabido, los países nórdicos son el paradigma del socialismo moderno, antes solamente en sus variantes más vegetarianas y ahora también en las más carnívoras. Así, desde los comunistas tradicionales, o los neocomunistas de Podemos, hasta los más moderados socialdemócratas, todos saludan ese modelo aparentemente impecable, que no aniquila el mercado, con lo que logran un apreciable nivel de vida, pero a la vez lo cercena con altos impuestos que permiten un cuantioso gasto «social», es decir, político. El último en apuntarse al carro ha sido Bernie Sanders. El político izquierdista norteamericano emplea el caso de los países nórdicos con mucha frecuencia como ejemplo de sociedades igualitarias con generosas coberturas estatales en educación, sanidad y otros servicios. Por tener éxito, hasta venden millones de ejemplares de novelas sobre crímenes...
Hablando de crímenes, la criminalidad ha aumentado en esos países, sobre todo en Dinamarca, pero lo que ha aumentado considerablemente es la violencia doméstica. Y ahora, piense usted un momento: ¿alguien nos ha contado alguna vez qué sucede con la violencia machista, el llamado «terrorismo machista» en esos paraísos socialistas? Nadie, ¿verdad? Pues prepárese.
Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia física o sexual desde los 15 años es del 33 % como media en la UE de 28 países. En España, donde parece que estamos en el país con más violencia doméstica del planeta, lo cierto es que la cifra está bastante por debajo de la media europea: es del 22 %. Pues bien, en la idílica Dinamarca, en el paraíso progresista, el porcentaje de víctimas de la violencia doméstica es nada menos que del 52 %. Es la cifra más alta de toda la Unión Europea. Y los siguientes clasificados en esa deplorable lista son Finlandia, con el 47 %, y Suecia con el 46 %.
Michael Booth, periodista británico, autor de un libro reciente sobre los mitos del Estado danés, dice que el famoso modelo educativo danés también suspende en el Informe Pisa («The almost nearly perfect people. Behind the myth of Scandinavian Utopia»). Entrevistado por el «Washington Post», Booth cuestionó las bases de la admiración hacia unos estados con una coacción fiscal tan elevada sobre los ciudadanos corrientes, y que presumen de proteger el medio ambiente cuando tienen una de las cifras más elevadas del mundo en huella ecológica per cápita. Para más incorrección política, resulta que uno de los mayores exportadores mundiales de armas es... Suecia.
Y además, además de todo, ellos mismos han comprobado que la juerga socialista es insostenible, que el coste de la vida es astronómico, que la productividad no crece y que la deuda es muy elevada. Dirá usted: a los españoles nos pasa algo parecido. Vale, pero nadie va por ahí diciendo que vivimos en un paraíso igualitario y progresista.
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