Constitución

Allá ellos

La Razón
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El pasado mes de diciembre la UEFA desestimaba el recurso de apelación del Barcelona por la sanción económica de las esteladas en el partido contra el Bayer Leverkusen. En febrero, el Tribunal de Arbitraje del Deporte ratificaba la multa por presentar las alegaciones pertinentes fuera de plazo. Sin embargo, hoy todo es atizarle a la Delegada del Gobierno en Madrid por prohibir la exhibición de la bandera independentista el próximo domingo en el Calderón, medida que se toma para evitar broncas innecesarias y que de rebote, le puede ahorrar hasta 40.000 euros a los azulgranas.

Carles Puigdemont –al que su condición de ofendido le pesa más que la de presidente de todos los catalanes– ya ha anunciado su ausencia en señal de protesta; Ada Colau, que se apunta a cualquier bombardeo que provoque el aplauso de los suyos, también. Carmen Forcadell ha torcido los morritos con los que pocas horas antes estampaba dos sonoros besos de bienvenida al Parlament a Otegui, y esa afición que va a jalear a su equipo para que gane la copa de un Rey del que reniega, apela a la libertad de expresión y acusa a Dancausa de politizar una competición deportiva.

Dime de qué te quejas y te diré cuáles son tus intenciones. No es ilegal beber refrescos en botella de vidrio, pero está prohibido pasarlos a un estadio de fútbol y nadie habla de atentado a los derechos fundamentales. La estelada se prohíbe por ser un elemento susceptible de provocar altercados innecesarios. Nada más. El que interpreta que se veta por razones políticas es quien realmente está politizando todo este asunto. Así de simple. Y si Puigdemont, Colau y Forcadell prefieren ser más papistas que el Papa –que este caso es el Barça, que sí estará en el Calderón– allá ellos. De momento, no hay ningún indicio de que los madrileños vayamos a salir en manifestación multitudinaria a llorarles la ausencia.