LaLiga Santander
Arenas movedizas
Dos partidos para terminar LaLiga, tres para el Madrid, que el 17-M ventilará el pendiente con el Celta. El título está por decidir. Cabalga primero el Barça en esa ola que encontró en el Bernabéu. Si Luis Enrique gana este trofeo –la Copa es consuelo azulgrana o hazaña del Alavés–, salva la temporada y Zidane tendrá que encomendarse a la final de la Champions convertido en un manojo de nervios porque no ignora, y así lo ha confesado, que el entrenador que en una temporada no enriquece la sala de trofeos del Bernabéu está listo. En fútbol, la frontera que separa el éxito del fracaso es tan sutil que en hora y media cambia los mojones. Por eso esta jornada anuncia emociones fuertes. El Sevilla, que todavía acaricia la posibilidad de descabalgar al Atlético de la tercera plaza, visita al Madrid. Y Las Palmas, desplomado en la segunda vuelta, querrá lavar la imagen en casa frente al Barcelona. Arenas movedizas por doquier.
En esta jornada y en la próxima, el que pierda, paga. Por eso procuran no hurgar en las heridas del prójimo, pues tan odiosa es la arrogancia en el prólogo como la condescendencia en el epílogo. Toca jugar, y ganar para alcanzar la gloria. Aplicarse como lo hace Nadal, que se desliza por la tierra de Madrid con la seguridad de Javier Fernández en la pista de hielo. Sublime su partido frente a Goffin y pletórico en el que le sirvió para derrotar a Djokovic. Nadal es el paradigma de las virtudes terrenales: intensidad, movilidad, velocidad, fuerza, garra, fe, magisterio y concentración. Después de siete derrotas volvió a ganar a Nole. Pisa fuerte.
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