Real Madrid

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Babel

La Razón
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Con un sentido del humor más que recomendable para estos tiempos en los que el disparate político contamina todo lo que toca, Juan Eslava Galán rasca en la Historia y en su «Enciclopedia» nos ayuda a entender lo que ni siquiera Zidane es capaz de explicar, porque lo que le sucede al Real Madrid no deja de ser un arcano, como casi todo aquello que fulmina las teorías en el fútbol. En el capítulo «La torre de Babel», cuenta Eslava que en plena construcción del edificio «Yahvé decidió castigar la soberbia de su pueblo: ‘‘Confundamos su lengua, de manera que no se entiendan unos con otros’’. Eso hizo. Sembró toda clase de lenguas en los constructores, y como no se entendían (uno decía pásame el palustre y el compañero le tendía una esportilla), no hubo manera de avanzar la obra. Al final la abandonaron inconclusa y se dispersaron por toda la tierra».

Del entrenador del Madrid y de sus jugadores no hay otro ejemplo de arrogancia que el de Cristiano Ronaldo al proclamarse «el más guapo, el más rico y el mejor del mundo». De esa caseta nunca ha salido un desprecio hacia el contrario ni, motu proprio, dar por consumadas las conquistas de más trofeos durante los banquetes de la última consecución. El entorno, ¡ay el entorno!, es otra cosa, un ente que sopla en otra dirección y que se dedica a pronosticar los males cuando ya no tienen remedio.

Contra el Leganés de Garitano hubo flagrante incomprensión, entre los jugadores y entre éstos y el entrenador, de ahí el chasco que amenaza dispersión, como en «La torre». Si en 2018 no asoma la envidiable lucidez de 2017, y frente al PSG de Neymar, Mbappé y Cavani perdura la falta de entendimiento, y de fútbol, de raza y de gestión, la desbandada será el preludio de la ocupación. Traspasos y fichajes se avecinan el próximo verano. Babel.