Carlos Rodríguez Braun

Banca ajustada

La magnitud de la reestructuración bancaria en nuestro país, especialmente por el colapso del modelo de las cajas, pudo hacer pensar que los problemas y los cambios de estrategia para abordarlos se limitaban a las entidades españolas. No es así, y la retirada de Barclays de España es una cruda demostración de ello. El nuevo ajuste del segundo banco británico ya era de prever cuando esta semana anunció una caída del beneficio en el primer trimestre del 13% con respecto a 2013, derivada de los menores ingresos en el negocio de la banca de inversión.

El plan anunciado ayer por el consejero delegado, Antony Jenkins, no sólo recorta su plantilla en varios miles adicionales a los anunciados hace un par de meses, sino que abandona la actividad de banca minorista en el continente. Va a crear una suerte de «banco malo», como ya hicieron el RBS y otros; y allí integrará «activos por valor de 16.000 libras esterlinas de operaciones de banca minorista en Francia, Italia, España y Portugal, que el banco ha intentado vender y que han perdido 964 millones de libras el año pasado», informó el «Financial Times».

El resultado de este golpe de timón, que comportará una importante reducción de la banca de inversión, es incierto, pero en la City se comentaba que debió haberse hecho antes, y eso que los recortes y ajustes de Barclays ya habían empezado tiempo atrás en varios países, incluido el nuestro. «El negocio en Europa continental, lastrado sobre todo por las provisiones en España, lleva cuatro años en pérdidas», apuntó ayer «Expansión».

El caso de España forma parte del conjunto de los problemas del grupo, aunque nuestro país es desde hace una década el mayor mercado de banca «retail» de Barclays fuera de Gran Bretaña. Ahora entrará en una fase de venta o liquidación de activos financieros e inmobiliarios, carteras de clientes, sin olvidar su plantilla. Muchas cosas ya no volverán a ser lo que eran, y la banca en nuestro país no es una excepción.