Enrique Lacalle
Bienvenido, Abidal
Contra todo pronóstico, y a dos minutos del final del partido, el Celta le empató al todopoderoso Barça a pesar de los 51 puntos de diferencia. Las razones: desmotivación en un partido sobre el papel fácil o que se estaba pensando más en París. Pero yo creo que si no juega el equipo titular puede pasar de todo. No están funcionando bien las rotaciones este año, posiblemente porque se han producido mucho menos. Además, la falta de Xavi en el centro del campo se nota mucho y obliga a Messi a hacer de Xavi, pero también tiene que hacer de Messi. La defensa sigue sin funcionar, lenta y con muchos errores. Pinto, a pesar de jugar en su ex casa, no es Valdés. Y Alexis, insisto, no funciona.
La Liga tiene claro color azulgrana, el Real también empató en Zaragoza y hasta Mourinho ha reconocido que su objetivo es quedar subcampeón. Messi, como es habitual, hizo un buen partido, cerrando el círculo de 19 jornadas consecutivas marcando, un nuevo récord en su larga lista. Y tuvo un buen aliado en Tello, el canterano que mejor jugó, pues hizo el primer gol y dio el pase del segundo a Messi. Sus compañeros de La Masía, todos nacidos como él en 1991 –Thiago, Montoya y Bartra–, no pasaron del aprobado. Mazinho, que jugó cuatro temporadas en el Celta y que está preocupado por el futuro de su hijo, le debe decir que todo depende de él. Debe ganarse el puesto. Por último, una gran alegría. Abidal volvió al banquillo y Balaídos le dio una gran ovación. Se la merece. Ahora tenemos ganas de volver a ver a Tito Vilanova en el Parque de los Príncipes. Y, por supuesto, ganar allí. Sería su mejor regalo.
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