José Antonio Álvarez Gundín
Busca a la mujer
«Cherchez la femme», busca a la mujer, es el primer mandamiento que todo aprendiz de detective debe observar para dar con el criminal. La manera más eficaz de acorralar al sospechoso, de vencer su resistencia, es hurgar en su entorno femenino, husmear en su relación con las mujeres. Nunca falla. Por eso Elena Valenciano y Rubalcaba se han lanzado como doncellas ultrajadas sobre la yugular de Arias Cañete, al que caricaturizan como un «troll» misógino para demostrar que la derecha es el enemigo natural de la mujer. Aunque estaba descontado que el espantajo del machismo aparecería en la campaña electoral si el PSOE no remontaba en las encuestas, a los estrategas del PP les ha faltado reflejos para contrarrestar la cruzada feminista. Han quedado petrificados, alelados. No sé a qué esperan para hacer la foto de Arias Cañete con Angela Merkel y Cristine Lagarde, las dos mujeres que gobiernan de verdad Europa. Estos son los poderes femeninos de la derecha europea frente a la retórica de una izquierda en cuyas filas no hay un sola figura femenina que se pueda presentar como modelo a los votantes. ¿En qué espejo puede mirase la progresista europea? ¿En Cicciolina? ¿En Magdalena Álvarez? ¿Dónde está la Simone Veil de los socialistas? ¿Dónde su Thatcher? Como los viejos detectives, sólo hay que buscar a la mujer en la izquierda para encontrar el cuerpo del delito: mucha retórica hormonal y ni un solo ejemplo político de éxito femenino que sea digno de exportación. Lo que debe indignar a las feministas serias no es la facundia de Cañete, sino la ausencia de referentes en el PSOE que no sean leires ni pajines. Por no tener no tiene ni siquiera a una Esperanza Aguirre que enardezca a la militancia. Eso sí, puede ofrecer a las destetadas de Femme como la gran aportación al debate de la mujer en Europa.
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