Música
Buscar nuevos caminos
La imaginación siempre ha sido fuerza motora del mundo en todos los órdenes, incluyendo naturalmente la música. Cuando las salas de conciertos encuentran cada vez más dificultad para llenar sus aforos, cuando hasta teatros de ópera tan emblemáticos como el Met ven peligrar sus ocupaciones, algo hay que imaginar. Lo mismo es aplicable al turismo. Cierto que hay países que reciben cada día más turistas, entre otras causas por la reducción de la competencia a causa del terrorismo. Pero ¿interesa cantidad o calidad?
De aquí que llame la atención la iniciativa emprendida en Israel, concretamente en Acre, buscando la forma de unir turismo, economía y música. A los pies de la imponente fortaleza que se yergue en la montaña de Masada, donde sus moradores prefirieron el suicidio antes que ser presos de Roma en el año 73 d.C., se viene celebrando un festival. También en Acre se ofrece alguna ópera gracias al deslazamiento de la Ópera de Tel Aviv. Sin embargo, desde iniciativa totalmente privada, se ha montado el pasado mes un mini festival barroco con tres óperas –«Alcina», de Haendel, «Dido y Eneas», de Purcell y «Acteon», de Charpentier– como actividad paralela a un congreso centrado en la economía y, más concretamente, en la innovación tecnológica, en el que han participado figuras prominentes de los mundos de la ciencia, universidad, empresa y política. Se trata de un intento de promocionar la bellísima ciudad cruzada de Acre, con el apoyo del Ministerio de Turismo de Israel en su difusión, pergeñado por Muriel Hain. Esta doctora es fundadora de la asociación A Heart For Peace, gracias a la cual pueden ser operados gratuitamente niños de Palestina en los hospitales israelíes. Ella misma contactó con Christophe Rousset para diseñar una programación de óperas barrocas, género muy escasamente ofrecido en Israel. A los Talents Lyriques, que celebran sus veinticinco años de vida, se unieron artistas consagrados como Vivica Genaux, Maite Beaumont junto a jóvenes promesas locales. En el imponente patio de la fortaleza cruzada en la que compitieron templarios y hospitalarios, con la típica acústica de los lugares abiertos pero recogidos y sin electrónica, se proyectaron videos que apoyaron visualmente el desarrollo de las partituras.
En un mundo de gobiernos apurados por los recortes, a los que sin duda afecta la cultura es cada vez más necesaria la intervención de esa sociedad civil por la que aboga Gregorio Marañón y que tan excelentemente ha sabido incorporar el Teatro Real. Es el camino, aún con muchos aspectos organizativos a mejorar, que ha emprendido Muriel Haim en Acre en un ejemplo de emprendimiento para unir mundos tan aparentemente diversos como innovación tecnológica y música que no sólo debería tener continuidad sino mostrar imaginativamente vías alternativas en la difusión cultural.
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