Julián Redondo

Cabezas que huelen a pólvora

Para levantar la moral de la tropa, Florentino Pérez aseveró: «El Madrid nunca se rinde». Naturalmente. No arroja la toalla. Jamás. Con Villalonga, Carniglia, Muñoz, Miljanic, Boskov, Molowny o con Del Bosque, con Di Stéfano, Gento, Amancio, Juanito, Benito, Camacho, Hugo Sánchez, la «Quinta» o Raúl, el Madrid nunca izó bandera blanca. Una de las características esenciales de este equipo es su lucha hasta la extenuación, la suya o la del adversario, hasta que el árbitro pita el final: Lisboa, minuto 92:48, con Ancelotti en el banquillo y Ramos en el área para rematar un córner. Detalles de grandeza, de casta y de calidad. Garra, ambición y redaños. Todo por la victoria, atacar antes que defender, aunque sea con los muñones, como «Los caballeros de la mesa cuadrada» de Monty Python. También es probable que Florentino incidiera en ese coraje sin límites de su equipo ahora que los títulos o han cogido el Puente Aéreo o se encuentran en lista de espera en El Prat. Ni alusión a la continuidad de Ancelotti. O no toca, que decía Pujol, o no es oportuno; aunque, como suele ocurrir cuando no se logran los objetivos, hay cabezas que huelen a pólvora. A Casillas le han dicho que cuentan con él, pero Iker no ha respondido que se queda... Trampa saducea. En cuanto al entrenador, Rafa Benítez aparece otra vez en las quinielas. No seguirá en Nápoles, le atrae la Premier –Newcastle, City, Liverpool...–, le ronda el PSG y al Madrid vendría... como mánager general. Esto hoy es imposible.