Iñaki Zaragüeta

Cambien la denominación y acaben con la afrenta

La AVL ha decidido «mantenella y no enmendalla», lo cual desvela su intencionalidad al identificar el valenciano con el catalán, propiciar una guerra social y reabrir heridas que parecían, una y otras, ya restañadas. El conocimiento que se supone a los miembros de la AVL -a algunos de ellos se les suponga gracias a la generosidad- conduce a que la descripción del «valencià» expresada en el Diccionario de la Lengua Valenciana, no se ajusta al Estatuto de Autonomía ni a la Ley de Creación de la AVL, como tan bien se argumenta en el dictamen presentado por el presidente del Consell Jurídic Consultiu, Vicente Garrido.

El sectarismo de la AVL no sólo vulnera lo consagrado en las leyes citadas, sino que se traduce en un pulso al Gobierno valenciano y una afrenta a la mayor parte de la sociedad. De paso, se alinea con una minoría de clara identificación ideológica. La racionalidad invita a cambiar la denominación y acabar con la afrenta.

Como con acierto dice el dictamen del CJC, si el valenciano es catalán, ¿para qué una Academia Valenciana? Con la catalana bastaría. Merecen el frío de la calle. Así es la vida.