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Chávez es la democracia

La Razón
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Paco Ibáñez cantaba en La mala reputación de Georges Brassens que «la música militar nunca me supo levantar». A Pablo Iglesias –marxista, o peronista, o comunista, o chavista, o socialdemócrata o de lo que le haga falta disfrazarse– sí le atraen los uniformes, y mucho. Antes de creer que su puesto en este mundo debe ser el de presidente del Gobierno de España –ya veríamos qué quedaría de España–, le había exigido a Sánchez, su socio en tantos ayuntamientos, ser vicepresidente y los ministerios, entre otros, de Interior y Defensa, además del CNI. Como su admirado comandante, del que Iglesias –agárrense– decía hace muy poco: «Hugo Chávez es la democracia», quiere controlar el Ejército, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la lucha contra el terrorismo, entre otros asuntos de enorme trascendencia.

Los socialistas estos días, hipócritamente porque son sus valedores en muchos ayuntamientos, dicen de Podemos que no son de fiar, que son unos farsantes, y unos cuantos «piropos» más. Pero todos sabemos, porque ya lo hemos visto, que si no votamos una gran mayoría al Partido Popular, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera volverán a negociar para alcanzar el poder, que es lo único que le interesa a Iglesias, según ha explicado Susana Díaz. De Sánchez no lo ha dicho, porque ya está demostrado.

¿Se imaginan que Mariano Rajoy, después de ser elegido presidente, hubiera creado una comisión de investigación para fiscalizar las dos legislaturas del Gobierno de Zapatero? ¿Que el plazo de tiempo que estaría funcionando esa comisión fuera nada menos que tres años? ¿Y que comparecerían Zapatero, Rubalcaba, Fernández de la Vega, Solbes, otros ministros y altos cargos socialistas, que no tendrían en su poder ningún documento de esa etapa? Lo que dirían en el PSOE, lo que se diría con razón desde muchos micrófonos y las veces que se oiría la palabra «fascismo». Pues esta farsa la han puesto en marcha en el Ayuntamiento de Madrid. Esa comisión de Inquisición se la puede apuntar entre sus logros la alcaldesa Carmena. Actúan como en su admirado chavismo «democrático», linchando y persiguiendo políticamente a sus adversarios.

Ver las imágenes de lo que está ocurriendo en el barrio de Gràcia en Barcelona, como las de otros sucesos parecidos en tantos lugares de España, y comprobar la condescendencia, o incluso la complicidad de algunos dirigentes políticos con los que insultan, agreden y amenazan a la Policía, y atemorizan e intimidan a los vecinos también debe hacer reflexionar a los españoles para no votar a esos «demócratas», ni a los que pactan con ellos, que respaldan, apoyan y ayudan a los desafiantes y violentos macarras.

Mi partido, el PP, siempre ha tenido claro a quién apoyar y proteger: a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los comerciantes y a la buena gente del barrio.