José María Marco

Cinismo, demagogia... ¿irresponsabilidad?

Es lógico, y deseable, que una tragedia como la de Ceuta se convierta en un asunto político. Otra cosa son las manifestaciones que ha hecho Antonio Hernando en nombre del PSOE. Y no sólo por la mala fe que revelan, como si durante los gobiernos socialistas no se hubieran producido incidentes gravísimos ante los que no hubo nada que decir. También por las acusaciones que ha vertido. Hernando se ha permitido decir que «si los muertos fueran blancos y con DNI, el director de la Guardia Civil no estaría en su puesto». La frase revela un cinismo despiadado en el tratamiento de un tema delicado como pocos. Hernando ha dejado bien claro que las personas que intentan pasar a España, y los fallecidos en el intento, son para él simples objetos para ser usados en una lucha política degradada a pura y simple demagogia. Un partido de Gobierno como quiere ser el PSOE le debería pedir que se disculpara.

Ceuta y Melilla, encrucijadas fronterizas entre dos mundos separados por un abismo de desigualdad económica, sufren una presión difícil de exagerar. La Guardia Civil está entrenada y no carece de medios –aunque siempre son pocos– para afrontarla. El problema fundamental no está ahí. El problema es la fragilidad del consenso político que debería ser la base de la actuación de la Guardia Civil, que a su vez es la única garantía de que una frontera tan difícil sea respetada. Por supuesto que si ha habido irregularidades y decisiones erróneas, estas deben ser investigadas y, en su caso, sancionadas. Esa investigación aumentará la autoridad de la Guardia Civil.

Es muy distinto, sin embargo, atacar al Gobierno como se ha hecho, con el pretexto de atacar a la Guardia Civil. En realidad, al minar la autoridad de la Guardia Civil, se la coloca en situación de debilidad ante la presión que desde el otro lado de la frontera se está ejerciendo sobre ella. Y desde el otro lado, resulta una invitación a tantear hasta dónde llega esa debilidad... Todo el mundo entiende este equilibrio, incluido el PSOE, que no es ni puede ser inocente a la hora de manipularlo. Aunque finjan no saberlo, sus dirigentes no se dirigen a una asamblea de estudiantes izquierdistas. El PSOE tampoco recuerda que, como ha dicho el ministro del Interior, el año pasado la Guardia Civil salvó la vida de 3.454 personas que la pusieron en peligro al intentar dejar atrás la pobreza. Ahora, seguramente, habrá de esforzarse un poco más.